Trump centrará su primer discurso sobre el Estado de la Unión en economía, inmigración y seguridad nacional
El presidente quiere dar un discurso optimista y de unidad, según fuentes de la Casa Blanca
Madrid
El discurso sobre el Estado de la Unión es un ritual de la democracia estadounidense en el que Donald Trump va a presentar su balance de este primer año presidencial, va a subrayar sus logros y a establecer sus objetivos para el próximo año. Según fuentes de la Casa Blanca, será un discurso emotivo, en el que recurrirá a los “valores americanos” para apelar a la unidad y alejarse de la polarización, algo que no ha conseguido hasta ahora.
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Bajo el título “Construir una América segura, fuerte y orgullosa”, el presidente va a centrarse en hablar de economía y creación de empleo. Va a defender su política migratoria, que vincula desde el principio de su mandato con seguridad nacional. Hablará de comercio, de priorizar los intereses de las empresas nacionales y de su voluntad por fomentar inversiones extranjeras. Sobre política exterior se espera que mencione los avances en la lucha contra Dáesh y la crisis con Corea del Norte, aunque no con el tono bélico de “fuego y furia” con el que habló en la Asamblea General de Naciones Unidas.
La gran duda es si Trump hará referencia a la investigación sobre la trama rusa que está llevando a cabo el fiscal especial Robert Mueller, que indaga además otros posibles delitos federales como el de obstrucción a la justicia. No es la primera vez que un presidente se dirige ante el Congreso en una situación comprometida que pueda derivar, si se comprueba un delito, en impeachment. En 1974, Richard Nixon pidió directamente –y en vano- que se cerrara el caso Watergate. “Ya es hora de acabar con esta investigación… un año de Watergate es suficiente”, dijo en la Cámara. En 1998, mientras Bill Clinton dijo ante la prensa una y otra vez que no había mantenido “relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky”. Un año más tarde, Clinton dio su discurso sobre el Estado de la Unión en la Cámara de Representantes mientras que el Senado tramitaba su proceso de impeachment. Clinton decidió centrarse en los datos económicos e ignoró la polémica.
Donald Trump va mandar un mensaje en clave bipartidista sobre inmigración. Según sus asesores, va a presentar una propuesta para solucionar definitivamente la situación de los “dreamers”, los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos de manera irregular siendo menores de edad. La iniciativa pasa por que los congresistas aprueben más financiación para las fuerzas de seguridad en la frontera y 25 millones de dólares para construir el muro, legalizar eventualmente a los 700.000 beneficiarios del DACA (la visa temporal que Trump decidió suprimir y que empieza a expirar el próximo 5 de marzo), acabar con la reagrupación familiar y con el sistema de lotería de visas. Esta propuesta requiere el apoyo mayoritario de los congresistas y senadores que, por el momento, no le respaldan, lo que derivó hace diez días en un cierre de gobierno.
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Los asesores presidenciales aseguran que Trump “hablará desde el corazón” y para eso va a invitar al hemiciclo a los protagonistas de “historias heroicas, patrióticas y trágicas” que, según estas fuentes, representan la necesidad de sacar adelante las propuestas de Trump. Estarán presentes, al lado de la primera dama Melania, víctimas de la mara salvadoreña MS-13, que usa como argumento para justificar su endurecimiento en política migratoria. Estarán veteranos de guerra, víctimas de opiáceos y agentes de los servicios de emergencias que participaron en las tareas de rescate tras el huracán Harvey y los incendios de California. “El presidente va a demostrar que este año ha gobernado para todos los estadounidenses”, dicen estas fuentes, “y que quiere seguir haciéndolo durante los próximos siete años”.