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Mariano Rajoy

Rajoy, "el líder sordo"

Algunos cargos populares creen que su jefe “no escucha” las peticiones de algunos sectores sociales ni las voces que en su partido le reclaman cambios para recuperar la iniciativa política

Los colaboradores del presidente aseguran que no sufre el síndrome de la Moncloa

Rajoy, durante su reciente visita a Túnez. / MOHAMED MESSARA (EFE)

Rajoy, durante su reciente visita a Túnez.

Madrid

En el PP hay quien se queja de que Mariano Rajoy "no escucha". A algunos dirigentes conservadores les parece "un líder sordo" que se va alejando de la realidad. Creen que debería hacer más caso de los mensajes que le llegan de la opinión pública. Para algunos diputados y cargos territoriales tendría que prestar mayor atención a las reclamaciones de diferentes colectivos, como el de las mujeres o el de los pensionistas, si no quiere que, en un futuro, le pase factura en las urnas.

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También le reprochan que desoiga las voces que en su partido llevan meses reclamando cambios. Después del batacazo electoral en las catalanas, le han rogado, siempre en privado, que aborde una nueva estrategia que sirva de revulsivo para el PP. Desean un impulso político que les ayude a superar la pesadilla de unas encuestas que no hacen más que apuntar hacia el ascenso imparable de Ciudadanos.

Consideran que el jefe del Ejecutivo tiene las palancas necesarias para dar un giro a la situación y lamentan que no reaccione. Para muchos populares la sustitución puntual de Luis de Guindos es desaprovechar toda una oportunidad. Piensan que, de ese modo, está dejando al PP durante meses en stand by mientras la formación de Albert Rivera les come el terreno, robándoles los militantes y también las banderas, como la de la nación o la de la lengua.

Los que rodean a Rajoy, sin embargo, niegan la mayor y opinan que es "muy injusto" decir que no responde a las necesidades que se le plantean. "Lo que no puede ser es un populista como otros", destaca uno de sus colaboradores.

Creen que tras siete años al frente, él no vive el síndrome de la Moncloa. Sostienen que no está en un búnker. Al contrario, recuerdan que ya se ha lanzado a hacer campaña, que habla con las formaciones regionales, sale a la calle, se hace fotos y hasta vuelve de los viajes en la cafetería del AVE para mantener mayor contacto con la gente.

Además, no le ven haciendo cambios cosméticos y menos aún por presión. Recuerdan que este siempre ha sido su estilo y le ha ido bien. También indican que él nunca ha sido de enredarse en debates y polémicas. Piensan que en su mente, ahora mismo, lo prioritario es responder a temas urgentes como los Presupuestos y que está pendiente de ver cuál es el escenario que le se presenta a partir de marzo si estos no salen adelante. Aunque nadie quiere hablar de un posible adelanto de las generales. 

En su equipo resaltan que el PP es bastante ciclotímico, pasando de la euforia al drama en cuestión de segundos, y, por eso tienen la impresión de que que después del batacazo en las catalanas, en las filas populares no se ha hecho otra cosa que "magnificar los problemas". "En 2015 los sondeos se equivocaron", insisten desde Génova. "El peor enemigo del Partido Popular son los nervios", explican mientras señalan que, por suerte, su jefe es "templado".

 
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