Las razones perdieron la batalla y el debate sobre la prisión permanente revisable degeneró este jueves en un espectáculo bochornoso retransmitido en directo, con las familias de varias víctimas sentadas en la tribuna de invitados y asistiendo a reproches partidistas (con insultos de fondo) más propios de un programa de telebasura que del Congreso de los Diputados. «Una página negra del parlamentarismo», en palabras de la diputada socialista Margarita Robles, mientras hubo otras como Carolina Bescansa quien en Twitter pedía perdón a las víctimas por el tono del debate escuchado este 15 de marzo en el hemiciclo. En lo formal se cumplió el guión previsto y anunciado de antemano. La mayoría de la oposición se mantuvo firme y tumbó las enmiendas a la totalidad de PP y Ciudadanos que pedían frenar la derogación de la prisión permanente revisable ampliando el número de delitos castigados con esta pena (en el caso del PP) y endureciendo el acceso al tercer grado y los permisos penitenciarios (en el caso de Ciudadanos). Pese a sus reproches mutuos en su competición particular por enarbolar la bandera del castigo penal en España, populares y naranjas respaldaron recíprocamente sus enmiendas pero sus votos no fueron suficientes frente a la suma de PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV, Compromís y Bildu. Hasta ahí el resultado de una votación que, sin embargo, quedará en el diario de sesiones como uno de los debates más bochornosos de la legislatura. Los insultos resonaban desde las bancadas mientras los argumentos racionales y jurídicos (que haberlos los había en todos los partidos) perdían peso a pasos agigantados conforme se calentaba el ambiente en la tribuna de oradores y en los escaños. PP y Ciudadanos aludieron sin rubor para defender sus propuestas y presionar al PSOE y resto de grupos a las familias de las víctimas que asistían en la tribuna de invitados al debate parlamentario. Allí estaban los padres y familiares de Diana Quer, Mari Luz Cortes, Marta del Castillo, Sandra Palo y Jeremy Vargas, entre otras víctimas. Y en el recuerdo de todos el pequeño Gabriel Cruz, cuyo nombre, lamentablemente se ha convertido en arma arrojadiza en el hemiciclo. Tanto PP como Ciudadanos han defendido el mantenimiento de la prisión permanente revisable escudándose en «una demanda de la sociedad» que reclama protegerse de los criminales más peligrosos y con alto riesgo de reincidir. El portavoz popular Bermúdez de Castro acusaba al PSOE de preferir ponerse del lado de «una parte de la doctrina jurídica» mientras ellos lo hacía en defensa de la sociedad y, señalando a la tribuna, pedía a los socialistas que «no convenzan al PP, sin que les convenzan a ellos», en referencia a los padres de las víctimas. «Ni rabia ni venganza, justicia es lo que queremos», proclamaba Bermúdez de Castro que defendía la pena instaurada por el PP como justa, proporcionada y similar a la que tienen otros países europeos. El portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, emplazaba también al PSOE a abstenerse e impedir la derogación en tanto que no se pronuncie el Tribunal Constitucional. En su intervención, no ha dudado en enumerar, con profusión de detalles, varios casos de crímenes sexuales cometidos por delincuentes que estaban en el régimen del tercer grado o con permisos penitenciarios, al tiempo que criticaba que se diga que con la prisión permanente revisable no se ha podido impedir la muerte de Gabriel cuando «las vidas que puede salvar no son las que están a la vista». La oposición respondió acusando al PP de utilizar el dolor de las víctimas para legislar en caliente. Lo hizo Ana Oramas, de Coalición Canaria que, pese a su abstención dejó claro su rechazo «a la guerra, la pugna, la fiesta entre PP y Ciudadanos por ver quién es el más duro», o el portavoz de Unidos Podemos, Eduardo Santos que no dudó en denunciar el «populismo de extrema derecha» y acusar a PP y Ciudadanos de «vulnerar los derechos humanos amparándose en unas cuantas encuestas de periódicos afines». Santos, desde el respeto y apoyo a las víctimas, ha dejado claro que su grupo seguirá luchando por derogar «esa barbaridad y no pedirá perdón por defender el principio de reinserción que debe primar en los países civilizados». El voltaje político sin embargo se disparó tras la intervención del PSOE, el más aludido por las acusaciones de PP y Ciudadanos. Su portavoz Juan Carlos Campo pidió a las familias un esfuerzo por entender la postura del PSOE, siempre de apoyo a las víctimas pero que considera que la protección penal debe basarse en la prevención del delito y en un sistema punitivo que ya preveía penas de hasta 40 años de cárcel para los delitos más graves antes de la reforma del PP, al que ha acusado de hacer electoralismo irresponsable con el dolor de las familias. «Sin prisión permanente revisable derrotamos a ETA y con prisión permanente revisable hemos perdido a Gabriel», llegó a decir Campo desde la tribuna, quien también manifestó bochorno y vergüenza por la actitud del ministro Zoido al que acusó de manipular el gesto de la madre de Gabriel regalándole una bufanda para colarse en los funerales del niño. «No es esa la sociedad que quiero para mis hijas», decía en la tribuna el portavoz socialista, que acababa pidiendo al PP que si piensa en las víctimas, en todas las víctimas, lo haga recordando a las que llevan 80 años en las cunetas de este país, en referencia a los fusilados por el franquismo. La bronca continuaba tras el debate cuando el portavoz popular Rafael Hernando pedía la palabra por alusiones y defendía sus declaraciones en la capilla ardiente de Gabriel Cruz asegurando que no fue el único que habló en ese lugar. «Diez minutos antes lo había hecho Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía. Así que si habla usted de vergüenza se referirá a su propia vergüenza, por no hablar de la que estarán sintiendo millones de españoles tras escuchar su vergonzosa intervención hoy aquí», espetaba Hernando al diputado socialista desde su escaño. La portavoz socialista Margarita Robles tomaba también la palabra para considerar totalmente fuera de lugar el ataque realizado a Susana Díaz. Tras el debate de este jueves proseguirá en el Congreso la tramitación de la ley del PNV para derogar la prisión permanente revisable aunque su portavoz Mikel Legarda vaticinaba que no se volverá a hablar de este asunto en la Cámara. Manifestaba así su temor a que PP y Ciudadanos vuelvan a postergar sine die la derogación volviendo a presentar prórroga de enmiendas al articulado durante el trámite en ponencia.