La decisiva cooperación francesa
También en la crónica negra del Gal intervinieron agentes y mercenarios del Hexágono
París
La detención de la cúpula de ETA en la localidad francesa de Bidart, en marzo de 1992, fue uno de los golpes policiales claves en la lucha contra la organización terrorista, según los expertos en seguridad. El arresto de José Luis Álvarez Santacristina, alias Txelis; José Arregui Erostarbe, alias Fitti; y Francisco Múgica Garmendia, Pakito, marcó el principio del final. Dos años después, el 3 de octubre de 2004 la policía francesa detenía en Salies de Bearn a Mikel Albizua, alias Mikel Antza y a su compañera Soledad Iparraguirre, alias Anboto. Y en la misma operación 28 personas a uno y otro lado de los Pirineos pasaron a disposición judicial.
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Los antecedentes hay que buscarlos en la colaboración de algunas instituciones y policías francesas con el Gobierno español. En enero de 1983 fue nombrado Embajador de Francia en Madrid, Pierre Guidoni. Socialista, amigo personal del entonces presidente del Gobierno Felipe González, lleva dos encargos prioritarios del presidente de Francia, François Mitterrand: ayudar a la joven democracia española a integrarse en la entonces llamada Comunidad Económica Europea; el segundo encargo es ultrasecreto, respaldar a Madrid en la lucha contra ETA, escribió en LIberation el periodista francés Sorj Chalandon.
París ponía algunas condiciones. Que la policía española no actuara en Francia y que no hubiera ninguna iniciativa local de ningún lado de los Pirineos. Todo debía estar coordinado desde Madrid y París. Poco después nacen los escuadrones de los GAL, con implicación de policías y mercenarios franceses.
Como acabarían declarando sus cómplices españoles ante el juez Garzón, un lugar destacado tuvo el comisario de policía del aire y fronteras, (PAF), de Hendaya, Guy Metge, quien ya había "entablado amistad" con el subcomisario de Bilbao, José Amedo.
De manera más oficial, el Gobierno francés se comprometía a enviar información sobre los supuestos 210 activistas vasco españoles que se ocultaban en suelo francés. Muchos de ellos fueron expulsados a África y Latinoamérica.
La mayoría de los participantes franceses en los GAL murió, algunos en raras circunstancias, en accidente de coche o suicidándose en la cárcel. Permanecieron algunos años en prisión una decena de mercenarios que tuvieron un rol secundario en los crímenes, según el citado diario francés.
Chirac y Sarkozy
Es con Jacques Chirac en la Presidencia y sobre todo con Nicolas Sarkozy, primero como ministro del Interior, más tarde ya siendo presidente, cuando se establece la cooperación institucional plena. "Nuestra movilización es total... Se erradicarán una a una todas las bases de ETA en Francia... el Hexágono dejará de ser el trastero de la organización terrorista " declaró en una ocasión el jefe del Estado ante el primer ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Para entonces el cerco policial a los etarras ha llegado a la capital francesa.
Quizá no fue casualidad que el asesinato del policía francés Jean-Serge Nérin en las cercanías de París en 2010, durante la persecución de dos presuntos terroristas, fuera el último atentado de la banda.