La desesperación de los niños migrantes separados de sus padres en EEUU
Donald Trump dice que en su país no va a pasar "lo mismo que ocurre en Europa con la migración"
Washington
Niños llorando, desconsolados, llamando a sus padres. Un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos bromeando: "Aquí tenemos una orquesta". Una niña ruega que la dejen "al menos llamar a su tía". Sofocados, repiten "mami", "papi". El agente continúa con su chiste "falta el maestro".
Más información
Es un audio publicado por ProPublica, obtenido en el interior de un centro de detención. La niña, salvadoreña, de seis años, insiste en llamar a su tía. "Me sé de memoria su teléfono, que me venga a buscar mi tía para llevarme a la casa de ella", dice entre lágrimas.
Más de 2.300 niños han sido separados de sus padres en estos últimos dos meses, más de 100 son menores de cuatro años. A mediados de abril la administración Trump empezó su política de "tolerancia cero" contra la inmigración ilegal, que exige detener y procesar a todas las personas que entren a Estados Unidos de manera ilegal. Los niños son separados de sus padres y los mandan a centros de detención vigilados por la Patrulla Fronteriza. Estarán allí hasta que un juez decida qué hacer con ellos.
Un aluvión de críticas cae sobre la Casa Blanca desde que el Departamento de Seguridad Nacional hizo públicas estas cifras el pasado viernes, 15 de junio. Desde aliados tradicionales de esta administración, como religiosos evangélicos o los republicanos más conservadores, hasta demócratas, activistas por los derechos humanos y por los derechos de los migrantes, han descrito esta medida como "cruel", "inhumana", "inmoral", "inconstitucional".
La exprimera dama, Laura Bush, la ha comparado con los campos de internamiento japoneses durante la segunda guerra mundial. La Academia Estadounidense de Pediatría asegura que la separación de sus padres puede causar a los niños un "daño irreparable". Denuncia además que "obstaculiza el derecho de solicitar asilo en Estados Unidos, negándoselo a los menores también". La Comisión Interamericana de Derechos Humanos denuncia que "la separación de las familias y las restricción del acceso al estatuto de refugiado" y pide a la administración estadounidenses que "priorice el respeto a los derechos humanos en sus políticas y prácticas".
El presidente Donald Trump, cínicamente, "lamenta" esta situación. La estrategia de la Casa Blanca es culpar a los demócratas por no apoyar la reforma migratoria que Trump propone. Sin embargo, la separación de las familias es la consecuencia directa de la decisión del gobierno de aplicar una "tolerancia cero" de la migración ilegal, ya que la jurisdicción migratoria depende del Departamento de Justicia; es decir, de la rama ejecutiva, no judicial.
"Estados Unidos no va a ser un campo de migrantes ni un centro de detención de refugiados", ha dicho el presidente en un acto este lunes. "Miren lo que está pasando en Europa, no vamos a permitir que pase eso aquí, no mientras yo lo dirija".
Trump quiere endurecer la política migratoria desde que asumió el poder en enero de 2017. Republicanos y demócratas han trabajado en propuestas bipartidistas que el presidente ha terminado rechazando. Trump exige una partida de 25.000 millones de dólares para construir el muro con México y se opone a regularizar a los 200.000 dreamers que llevan décadas en el país con un permiso temporal conocido como DACA, que Trump eliminó pero que –de momento- protege la justicia.
El presidente equipara sin reparos la migración con la criminalidad. En un tuit ha dicho que "los niños están siendo usados por algunos de los peores criminales de la tierra para entrar a nuestro país", refiriéndose los padres que cruzan de manera ilegal, huyendo en su mayoría de la violencia de sus países de origen, sobre todo de Honduras, Guatemala y El Salvador. "La culpa es de los demócratas por ser débiles e ineficaces contra el crimen y la seguridad en la frontera. Dígamles que empiecen a pensar en la gente devastada por el crimen que viene con la inmigración ilegal. ¡Cambien las leyes!"
Los republicanos están trabajando contrarreloj en una reforma migratoria que convenza al presidente. Este martes le van a presentar dos textos, uno de ellos incluye la financiación total del muro, pero ninguno admite la separación de las familias.
Los demócratas acusan a Trump de utilizar políticamente a los niños migrantes para conseguir una reforma migratoria a su medida, como ya hizo con los dreamers para negociar un acuerdo sobre los presupuestos.
Quedan menos de cinco meses para las elecciones legislativas de mitad de mandato donde los congresistas renuevan todos los escaños y los senadores un tercio de la cámara. Un movimiento en falso les puede costar la silla y perder la mayoría, mientras Trump conserva su base más radical, que no aumenta pero que fue suficiente para auparlo hasta el Despacho Oval.