Trump retoma su línea dura en inmigración tras frenar la separación familiar
"No descansaremos hasta que nuestra frontera esté segura y nuestros ciudadanos estén a salvo", subrayó el presidente de los Estados Unidos
Trump continúa con su política de hostigamiento al inmigrante
Washington
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retomó su discurso más duro contra la inmigración ilegal en un intento de alejar el foco mediático de los niños indocumentados separados de sus familias en la frontera, dos días después de ceder ante las críticas y ordenar el fin de esa medida.
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Trump recibió en la Casa Blanca a una quincena de padres, cuyos hijos fueron asesinados por inmigrantes sin papeles, para recuperar uno de los temas que más destacó en su campaña electoral y que funciona con su base de votantes: la idea de que la inmigración irregular está relacionada con el auge de la criminalidad.
"No descansaremos hasta que nuestra frontera esté segura y nuestros ciudadanos estén a salvo", subrayó Trump, rodeado de 15 personas que sostenían en sus manos fotos de sus familiares fallecidos, todas ellas firmadas por el presidente.
Trump quiso contrastar el sentimiento de la pérdida de esos estadounidenses con el sufrimiento supuestamente temporal de las familias indocumentadas que se han visto separadas en la frontera desde abril, como consecuencia de la política de la Casa Blanca. "Estos son los ciudadanos estadounidenses permanentemente separados de sus seres queridos. La palabra en la que tienen que pensar es 'permanentemente'. No están separados un día o dos. Están permanentemente separados", insistió Trump.
El mandatario no mencionó explícitamente el alejamiento de más de 2.300 niños de sus padres en la frontera, pero sí arremetió contra los medios de comunicación por cubrir ciertas cosas y no dar importancia a las víctimas de delitos cometidos por indocumentados. "(Los medios) no hablan de la muerte y destrucción que causa la gente que no debería estar aquí", denunció.
Tres de los quince familiares de víctimas presentes en el acto repitieron también que la separación de sus hijos es "permanente", al contrario que la de las familias divididas en la frontera. "Yo soy una inmigrante legal. No arrastré a mi hijo a través de desiertos y más allá de fronteras. No lo puse en peligro", afirmó en el acto Sabine Durden, cuyo hijo Dominic murió en un accidente de tráfico en el que estuvo implicado un indocumentado.
Desde su campaña electoral, Trump ha citado los casos de asesinatos perpetrados por indocumentados como una presunta prueba de que la inmigración irregular aumenta la criminalidad en el país, pese a que las estadísticas oficiales no lo corroboran.
Según datos del censo de Estados Unidos de entre 1980 y 2010, los hombres inmigrantes de entre 18 y 49 años tienen entre la mitad y una quinta parte menos de probabilidades de ser encarcelados por haber cometido un crimen que los nacidos en el país.
Con su vuelta a ese tema, Trump parecía querer justificar su política de "tolerancia cero" con la inmigración ilegal, que lleva a procesar criminalmente a los adultos que llegan irregularmente al país, algo que antes no se hacía y que originó la separación de los niños de sus padres cuando estos eran privados de libertad.
Ante las fuertes críticas que generó esa separación, Trump se vio obligado el miércoles a ordenar que su Gobierno frenara esa división de las familias en la frontera, y que en cambio mantuviera juntos a los niños con sus padres o familiares en centros de detención.
Este jueves, Trump pidió además a su Ejecutivo que actúe para reunir con sus progenitores a los menores que han sido separados de ellos, y supuestamente unos 500 niños ya han sido reunificados, según fuentes oficiales citadas por varios medios.
Sobre el papel, el Gabinete de Trump mantiene su política de procesar a quienes entren ilegalmente al país, pero hay un debate abierto en la Casa Blanca sobre si se debe dejar de hacerlo para no agotar los recursos judiciales, informó hoy The New York Times.
Las cortes federales de inmigración tenían en mayo un retraso administrativo de 700.000 casos, y en algunos tribunales, la espera media para una audiencia de deportación es de más de 1.400 días, según un recuento de la Universidad de Syracuse (Nueva York).
Mientras, los tres centros de detención de familias que opera el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) están casi llenos, por lo que el Gobierno evalúa alojar temporalmente a 20.000 niños inmigrantes en bases militares del Pentágono.