Las autoridades de Rafina mantienen su balance de más de 100 desaparecidos por el fuego
La velocidad con que se propagó fue tan rápida que reconocen que fue imposible hacer una evacuación ordenada, pero admiten errores que empeoraron la huida de miles de personas
Atenas
Frente a la respuesta de las autoridades centrales griegas de que el número de desaparecidos por el fuego en el este de Ática es indeterminado, el ayuntamiento de Rafina (municipio del que depende la pedanía de Mati, la más afectada) calculan que son entre 100 y 120. El vicealcalde de Rafina, George Kokkolis, calcula en declaraciones a la SER que "el número de la gente que no ha aparecido en nuestro municipio es de unos cuarenta" y que, extrapolado a los otros dos municipios afectados, da el número que supera el centenar. "Queda por buscar en el 50% de las casas", dice, pero esperan poder terminar la revisión al menos en la zona que les corresponde a lo largo de este jueves.
Uno de los factores por los que desde el principio pensaron que el número de muertos iba a ser más alto de lo normal es el del perfil de la población de verano en esta zona, a unos 30 kilómetros de Atenas. "El perfil de la zona es de turismo nacional de tercera edad. Así que es gente mayor, muchos con problemas de movilidad en el momento de la evacuación" explica Kokkolis.
"Mi padre subía de la playa y ni vio venir el fuego"
Las historias de los vecinos, que poco a poco vuelven a la zona a ver el estado de sus viviendas y empezar a limpiarlas y desescombrar, son aterradoras. "Mi padre subía de la playa y ni vio venir el fuego cuando se acercaba a la casa, tuvo que salir corriendo en bañador", dice Panagiotis, vecino de una de las zonas más afectadas. "El fuego bajó desde la parte alta de la calle entres minutos", dice otro hombre frente a su casa quemada. Kokkolis confirma estos relatos: "Bajó del monte al mar en 12 o 13 minutos. No tienes tiempo para evacuar a 15.000 o 20.000 personas".
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Desde el ayuntamiento reconocen algunos errores por parte de los responsables de incendios y de protección civil, como la orden de cerrar la autopista, convirtiendo la franja entre esa vía y el mar en una ratonera. Pero creen que era razonable intentar utilizarla como cortafuegos. Las calles, estrechas y muy intrincadas se convirtieron en trampas para cientos de personas, que no pudieron salir en sus coches en ninguna dirección antes de que llegara el fuego. Y eso lleva a hacerse preguntas más allá de las causas concretas de este fuego o de si se dio la orden de evacuar cuando se debía: el urbanismo. Como en muchas zonas de Atica, la región en que se encuentra Atenas, décadas de prácticas irregulares por parte de los vecinos y de hacer la vista gorda por políticos que veían en esto una manera de ganar votos hacen que zonas que antes eran de bosque o de cultivo se hayan llenado de casas construidas irregularmente. Y lo que es peor, sin planificación alguna. "Esta zona se levantó sacando partida de una legislación laxa", dice el vicealcalde. Cuando pase el duelo "habrá que tener un debate político y ciudadano sobre el tipo de ciudades que queremos, el urbanismo que queremos y el tipo de reforestación que queremos hacer".
Aunque el debate político a costa de esta tragedia se ha mantenido en cauces razonables, sobretodo para un país con una clase política muy dura en sus ataques, desde el ayuntamiento están haciendo estos días peticiones de contención y, sobretodo, de que el enfrentamiento no se haga sobre las espaldas de los ciudadanos. Con decenas de muertos y una población destrozada es difícil verle el lado bueno a esto, pero sí al menos cree que se debe intentar sacar conclusiones útiles: "Es una tragedia, pero también una oportunidad para tener un debate sobre las herramientas de urbanización. Por ejemplo si sabemos que este tipo de vegetación es ultrainflamable, que es como poner un barril de pólvora, necesitamos analizar qué tipo de vegetación queremos usar, para no repetir esta pesadilla cada vez".