El lunes lo resolvieron con unas cuantas líneas enviadas por mensaje a los periodistas, pero Gobierno y PSOE han decidido cerrar filas con la ministra de Justicia, Dolores Delgado, con todas las consecuencias. Existe inquietud y preocupación en las filas del partido y en el Gobierno por cómo pueda evolucionar este caso, pero también son conscientes de que Pedro Sánchez se juega mucho. Tres dimisiones en tres meses, tras las caídas de Màxim Huerta y Carmen Montón, pueden debilitar mucho al Gobierno, de eso están convencidos los socialistas, así que la estrategia pasa por arropar a la ministra frente a lo que consideran como un “chantaje” y una “cacería” contra Pedro Sánchez y su equipo. Los dos pesos pesados del partido han sido quienes con más virulencia han salido al ataque. La vicesecretaria general, Adriana Lastra, y el secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, han coincidido en un argumento: cuando presentaron la moción de censura, vienen a decir, ya sabían que iban a intentar desalojarles del poder. A esta operación de acoso y derribo es a la que atribuyen la filtración de los audios que demuestran la relación de la ministra de Justicia con el comisario José Manuel Villarejo. «Hay que acabar ya con esta cacería porque es un deporte por parte de quien no tiene más que ofrecer que un lodazal», ha sentenciado Ábalos, después de la lamentar que se quiera convertir la política en “basurero” y un “lodazal”. Más directa, la número dos del PSOE, Adriana Lastra, ha lanzado un aviso directo a Villarejo: este partido, ha dicho, no acepta chantajes. “Ni de Villarejo ni de nadie”, ha advertido Lastra que ha establecido un paralelismo entre los ataques a Pedro Sánchez y los que en su día sufrieron los presidentes socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Ataques de quién? Según Lastra, de “la derecha” y “las cloacas del Estado”. No han entrado en esos detalles el resto de dirigentes que han querido respaldar a la ministra, pero sí que se han sumado al cierre de filas algunos de los miembros más relevantes del Gabinete de Pedro Sánchez, que está de gira por Estados Unidos y que hasta el miércoles al mediodía no tiene previsto atender a los medios de comunicación. Su vicepresidenta sí que ha garantizado la continuidad de Delgado. “Perfectamente se va a mantener”, ha respondido Calvo en los pasillos del Senado a la pregunta de si la titular de Justicia puede seguir sentándose en el Consejo de Ministros (con mayoría femenina) a pesar de que en una de las grabaciones filtradas ella reconoce en una conversación informal y privada que trabaja mejor con hombres que con mujeres. Calvo no se ha detenido en esa cuestión, tampoco el resto de ministras que la han apoyado como la titular de Educación y portavoz, Isabel Celaá, que ha verbalizado en nombre de todos el apoyo a Delgado. María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha dicho de ella que es una gran ministra y una gran persona. Pero las declaraciones más esperadas eran las del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska. En esa conversación grabada y filtrada con el ex comisario Villarejo, la entonces fiscal se refiere al magistrado como “maricón”. Grande Marlaska no sólo ha pasado por alto estas palabras (“lo importante son los hechos”, ha explicado a los medios) sino que se ha dejado ver amigablemente con su compañera de Gobierno. Después de una dura sesión de control en la que la bancada popular le ha pedido a coro la dimisión, Delgado se ha levantado para ocupar el escaño de al lado del titular de Interior. Era una foto buscada para ilustrar el mensaje que este martes se han empeñado en lanzar Gobierno y el PSOE: que no hay fisuras y que no van a ceder a la presión para dejar caer a la ministra de Justicia.