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¡Hasta luego, Esperanza!

Aguirre mantiene, a pesar de su dimisión, un férreo control sobre el Partido Popular de Madrid. Su salida facilita a Cifuentes el camino para hacerse con la presidencia del partido pero el sector 'aguirrista' intentará plantarle cara en un congreso regional

Aguirre durante la rueda de prensa en la que ha presentado su dimisión como Presidenta del PP de Madrid / Luca Piergiovanni (EFE)

Aguirre durante la rueda de prensa en la que ha presentado su dimisión como Presidenta del PP de Madrid

Madrid

Puede parecer insólito pero Cristina Cifuentes se ha enterado de la dimisión de Esperanza Aguirre por televisión. La fría relación que ambas mantienen no es ningún secreto y saltó sin disimulos a la esfera pública durante las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Cifuentes tuvo que cargar en su lista con los descartes de Esperanza y echar mano del ingenio para levantar una campaña con un presupuesto limitado por orden expresa de la 'lideresa'.

Cifuentes ha apostado durante los últimos meses por una renovación interna en el PP. Entiende que el partido debe abrir una nueva etapa y apostar por un proceso de primarias para elegir a su presidente y candidatos. Su círculo más próximo se autodenominan el "nuevo PP" aunque entre sus filas no se puede decir que haya muchos recién llegados a la política. En realidad ni ella ni los suyos son nuevos pero les une su desacuerdo con las prácticas políticas de Aguirre, González y otros adeptos a Esperanza, que los hay, a pesar de todo.

Aguirre se despidió de la primera linea política en 2012, cuando amenazaba lo peor de la crisis, los recortes, las medidas menos populares y debía ejecutarse el proyecto para la privatización sanitaria en Madrid. El anuncio de este domingo se ha parecido mucho en la forma al de aquel 26 de septiembre cuando cedió el testigo a su cuestionado delfín: comparecencia urgente rodeada de un gran hermetismo para un anuncio inesperado. Pero en esencia la renuncia se produce en un escenario muy diferente. Perseguida durante toda su carrera política por la sombra del 'tamayazo', la Gürtel, el ático de González o la Púnica, ha sido finalmente la investigación sobre una presunta financiación irregular del partido la que la ha empujado a dar este paso. Granados le ha dado la puntilla y ella se despide colocando a Rajoy contra las cuerdas ya que la celebración de un congreso regional pasa primero por un congreso nacional en el que el líder de los populares podría cerrar su larga carrera política.

¿Hasta siempre?

Quien conoce bien a Esperanza Aguirre sabe que será complicado que abandone la vida política. De momento -aunque es claramente contradictorio impartir clases de moral en estas condiciones- Aguirre tiene la intención de seguir siendo la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid. Aguirre se aparta pero intentará seguir controlando el partido en la sombra. De hecho, su círculo político más próximo ha iniciado hace varias semanas la captación de nuevos militantes afines en aquellos distritos en los que Cifuentes partiría con ventaja.

Este movimiento estratégico lleva a pensar que Aguirre podría plantarle cara a Cifuentes en ese congreso regional. La mano de Esperanza controlaría a un candidato alternativo que quizá no logre la victoria pero que estaría en condiciones de escenificar la división interna del PP de Madrid. Un partido tocado por la corrupción y roto tras el fiasco municipal de mayo. La segunda despedida de Aguirre será, como siempre y con permiso de los tribunales, un hasta luego.

Javier Casal

Javier Casal

Presento el informativo Hora 14 en la SER. Durante 11 años estuve al frente de la actualidad de Madrid...

 
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