Cataluña no es un simple argumento electoral

Madrid

Resulta muy incómoda, desagradable, la manera en la que el Partido Popular demuestra día a día que, desde su punto de vista, Cataluña es solo un argumento electoral, un guión destinado a agitarse como un trapo delante de la mirada de eventuales electores españoles. Es desagradable y peligroso porque Cataluña no puede ser un argumento electoral, sino un tema de Estado.

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La intervención, ayer, de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, fue casi absurda. Cospedal volvió una y otra vez al mismo mensaje: el único partido que es fuerte, el único que garantiza la unidad de España es el PP. Cualquier resultado en las próximas elecciones generales que no sea su victoria significará el hundimiento de España en el peor de los abismos.

Sus intentos desesperados por no hablar del pésimo resultado obtenido por su partido en las elecciones catalanas del domingo resultaron tristes. Hubiera bastado un poco de sensatez y de discreción para superar el trago de tener que presentarse en público tras una derrota de tal calibre, pero el Partido Popular parece incapacitado desde hace meses por alguna extraña enfermedad que le impide adoptar decisiones prudentes o sensatas.

Porque si algo quedó claro para el PP en las elecciones del domingo es que en Cataluña la batalla contra la secesión no la encabezan ni mucho menos los populares, sino Ciudadanos. Ésa es la realidad y es increíble que el PP parezca completamente ciego no solo ante lo que pasa en Cataluña, sino también ante el hecho de que agitar trapos ante el resto de los españoles es una estrategia muy vieja para un país que ha cambiado mucho en los últimos años, mucho más de lo que creen.