Junts pel Sí y la CUP suman cuatro diputados por encima de la mayoría absoluta pero se quedan en el 48 % de los sufragios. Victoria aplastante, pero no definitiva. Cataluña está fracturada en dos mitades: una muy unida en la defensa de la independencia (Junts pel sí y CUP) y otra (PP, PSC, Ciudadanos y Catalunya Sí que es Pot) que, aunque muy dividida, rechaza el desafío soberanista. El independentismo —las candidaturas de Junts pel Sí y CUP— suma el 47,8% de los votos y la mayoría absoluta en escaños en el nuevo Parlamento catalán (72 de 135) para llevar a cabo la hoja de ruta que promete la ruptura con España en 18 meses. Para lograr este objetivo planean dejar sin efecto la legislación vigente, redactar una nueva Constitución, crear las estructuras de Estado y convocar unas nuevas elecciones constituyentes. Las fuerzas parlamentarias que se oponen a este desafío suman el 48% de votos —el 50% si se suman los sufragios de Unió Democràtica, que no le sirvieron para obtener representación— aunque las diferencias entre ellas respecto a la estrategia a seguir en Cataluña son muy importantes. Las undécimas elecciones autonómicos en Cataluña confirmaron lo que las encuestas habían anticipado: los partidos independentistas sumarían mayoría absoluta de escaños en la cámara autonómica y se quedarían al borde de la mayoría absoluta de los votos escrutados. La jornada del 27-S batió todas las marcas de participación conocidas en elecciones autonómicas catalanas con un 76,9% de participación, casi diez puntos por encima de la registrada en los comicios de 2012. Esa movilización masiva no aclaró el panorama final en torno al objetivo de la independencia y mostró a un electorado fracturado en dos. Si todos cumplen sus compromisos políticos aireados durante la campaña, Artur Mas (número cuatro de la lista de Junts pel Sí) será investido presidente de la Generalitat en segunda vuelta —la CUP no piensa votar a favor— y a partir de entonces se abrirá el proceso para la declaración unilateral de independencia, la creación de las estructuras de Estado que ahora no tiene Cataluña y la redacción de la Constitución del nuevo Estado. Los hitos que deja esta jornada histórica son los que siguen: