Ojalá sea mentira lo de Rodrigo Rato…

Mañana está citado a declarar Rodrigo Rato ante el juez por vulgares delitos de corrupción. Ya le llegarán otras citaciones por Bankias y aledaños. Le gustaría a este Ojo que le creyeran cuando afirma que ojalá todas las acusaciones fueran mentira, un gigantesco equívoco que terminará en cuanto el ex todopoderoso superministro de Economía pueda explicarse con tranquilidad y aporte los datos para demostrar su absoluta inocencia.

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No puede ser que quien tuvo en sus manos la Hacienda de España sea un vulgar defraudador como otros tantos sinvergüenzas; tampoco nos resignamos a admitir que cobraba 40.000 euros al mes por informes verbales, fórmula que le copió su íntimísimo colaborador Vicente Martínez Pujalte, otro que tal; repugna a la inteligencia que esos y otros muchos desmanes los haya podido cometer un señor que ya era rico de familia y que desde pequeñito recibió una esmerada educación. Que lo fue todo y que a punto estuvo de gobernarnos. Es un disparate difícil de tragar que quien cobró millones en Lazard, en Bankia, otros millones como consejero de varias entidades y de sus propios negocios, así como por su pensión del FMI, necesitara, además, amontonar fechorías. ¿Tanto dinero necesita? ¿Dónde está el límite?

Este Ojo tampoco quería que fuera verdad lo de Luis Roldán. Ahora también espera que lo de Rato sea tan solo una mala pesadilla. Por pura decencia.