La jugada de Rajoy

Madrid

Al final,  Mariano Rajoy hizo caso a las voces que dentro del Partido Popular le recomendaban que no pasara por “el calvario” de presentarse a una sesión de investidura en la que todos los demás grupos parlamentario le iban a “achicharrar” y que se podía convertir en el triste colofón de su carrera política.

Ahora el PP le ha pasado la pelota a Pedro Sánchez. Dicen que es él quien tiene el encargo y que busque ese pacto, del que tanto habla. Le retan a ponerse a negociar con el resto de partidos políticos a ver si, al final, le salen o no las cuentas.

Los populares consideran que, con esta solución, la imagen de su formación se va a quemar menos y también que ganan tiempo porque no corren los plazos para convocar nuevas elecciones en dos meses.

En la Moncloa dicen que hubo dos factores que les inclinó para tomar finalmente esta decisión. Por un lado, que Rajoy no tenía apoyos. Al contrario, hasta el mismo presidente en funciones admitió en su rueda de prensa que contaba con “una mayoría absoluta de votos en su contra”. Y, por otro lado, admiten que la oferta de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez resultó “decisiva”. “No tendría ningún sentido que yo continúe preparando mi debate de investidura mientras otros están negociando ya el reparto del Gobierno”, señaló Rajoy.

En el Ejecutivo se dieron cuenta de que en la jugada estratégica, ellos perdían terreno y se reformuló la táctica. Ministros y colaboradores de Rajoy resaltan que actuó de forma “muy inteligente”.

Los conservadores saben que corren un riesgo: que el líder del PSOE logre su acuerdo. Pero también tienen una oportunidad porque piensan que es muy difícil. Están convencidos de que existen muchas diferencias para que se forme, lo que ellos llaman, “una alianza de radicales". Confían en que los barones socialistas le paren los pies a Sánchez. Y también que cuando este vea que no puede seguir adelante, se replantee la situación y vaya a llamar a la puerta del PP. Ese es el plan que ha organizado “el superviviente Rajoy”, como le ven en sus filas.

Los suyos cruzan los dedos. Saben que su futuro está en el aire. Aunque ayer le preguntaron de nuevo si cedería su puesto a otra figura del PP para que se pudiera formar Gobierno. Cerró esa puerta. Dijo que él no iba a tirar la toalla. Está dispuesto a mantener su candidatura: “Es muy importante respetar la voluntad de la gente y los ciudadanos han votado al PP, con un candidato, con más de un millón setecientos mil votos de ventaja sobre el segundo. ¿Qué vamos a hacer? ¿Operaciones desde distintos ámbitos para ver si quitamos a uno, ponemos a otro o lo dejamos hacer?”.