El partido pasmado

Madrid

Definitivamente el Partido Popular no quiere entender lo que le pasa. Sus declaraciones tras la Ejecutiva de ayer lo atestiguan. "Cuatro golfos no pueden manchar el partido", dijo Pablo Casado. "Se ha detenido a una persona, no al PP", dijo el expresidente de La Rioja. "Es sospechoso que solo salgan esos corruptos vinculados al PP", protestó el ministro de Interior. "¡Estamos hartos!", clamaron varios. "Ya hemos aplicado todas las medidas posibles", afirmó Rajoy.  

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Con muy pocas variables, es la cantinela habitual. Pataleos, manía persecutoria, rasgamiento de vestiduras y distancia. Mucha distancia entre la corrupción y el partido. La misma postura oficial que se representó en la foto de grupo cuando estalló el caso Gürtel ahora hace siete años, en febrero de 2009. 

No entienden que para muchísimos españoles, la carta popular ha desaparecido de la baraja. Y que no puede contar para la partida en juego hasta que asuma su responsabilidad y se renueve profundamente. Los intentos de Sánchez pueden salir bien o mal, pero sería una catástrofe moral que el Partido Popular continuara al frente del país sin purga previa. Espero que no lo permitamos. Los militantes del PP los primeros.