El Gobierno, para quien se lo trabaje

Madrid

Andan los analistas y politólogos biempensantes –como hongos, oigan, han florecido como hongos- un tanto nerviosos porque Pedro Sánchez no acaba de regalar la presidencia del Gobierno a ese señor que tanto ha respetado las normas democráticas durante cuatro años, o que nada ha tenido que ver con la obscena corrupción de su partido.

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Pero quizá la pregunta que haya que hacerse es otra, porque cualquiera que tenga un mínimo de honestidad es difícil que encuentre motivos para tal dádiva. ¿Quiere Rajoy ganarse la presidencia, tras haberse quedado en esos modestísimos 137 escaños?, ningún problema, está en su derecho. Pero que se lo trabaje. Debe ser él, y no la izquierda, quienes graciosamente le ofrezcan en bandeja lo que no son capaces de obtener.

Por lo pronto, ya han pasado por el aro de tener que negociar con quienes hace poco despreciaban. Qué pena que nadie haya grabado –o vaya usted a saber- esas conversaciones entre populares y nacionalistas, pidiendo precio y calidad de las alfombras. Te cambio esto por aquello y tú me das esto otro, que ahora ya no eres un rompepatrias sino un aliado responsable. ¿Quieren más en Moncloa? Pues hala, a seguir trapicheando.

Este Ojo se sumerge hoy en el colirio de las vacaciones con el corazón encogido, convencido como está de que tras el estío, salvo terremotos impredecibles, el dinosaurio seguirá allí.