Todos a examen
Rajoy comienza hoy su investidura con la crisis. Pero en esta sesión de investidura no sólo se examina el candidato. Mañana asistiremos también al examen de la oposición con la pelea en la izquierda por ocupar ese espacio
Pepa Bueno: 'Todos a examen'
02:50
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Madrid
Mariano Rajoy tendrá ocasión esta tarde de mostrar en su discurso de investidura si el reconocimiento de la debilidad y la apelación a la responsabilidad y el entendimiento que hizo ayer se lo aplica a él mismo o sólo se lo exige a los demás. El de esta tarde a las seis no es un discurso de investidura de trámite que haya que resolver rápidamente porque llevamos diez meses sin gobierno y hay prisas. Es el discurso de un presidente que no ha movido un músculo para ser investido, que le está pidiendo al PSOE abrirse en canal, que tiene 137 diputados de 350 escaños, que tiene sobre la mesa una carta de Bruselas pidiéndole que ajuste 5.500 millones de euros, que tiene en Cataluña un problema político de primer orden que no le van a resolver los tribunales y que tiene abiertos juicios en torno a su partido que habrían tumbado a cualquier político europeo.
Si ha entendido el mensaje, lo comprobaremos hoy. Rajoy comienza hoy su investidura con la crisis. Pero en esta sesión de investidura no sólo se examina el candidato. Mañana asistiremos también al examen de la oposición con la pelea en la izquierda por ocupar ese espacio.
Podemos tiene que calibrar si pretende proyectarse ante los españoles como un partido útil que aprovecha su presencia en las instituciones para intentar cambiar la vida de las personas o si prefiere refugiarse en el discurso visceral o moral que deja la gestión política en manos de los demás para situarse en una esquina a gritar sus certezas. Pero sin duda, el papelón lo tiene el PSOE, sumido en una crisis que no remonta, sino que se agrava. Al menos 14 diputados parecen dispuestos a romper la disciplina y votar ‘no’. Y entre ellos están los catalanes.
El PSC decidió ayer por aplastante mayoría que se opondrán a que Rajoy renueve porque consideran que es el presidente que menos ha hecho por evitar que la cuestión catalana se agrave. Y más allá de las consecuencias orgánicas que acarrea esta decisión del PSC, y que deberán decidir los socialistas con sus reglas, lo llamativo es que si la situación acaba en ruptura, el famoso choque de trenes Cataluña-España puede acabar atropellando en primer lugar a los socialistas, que serían la primera institución de ámbito estatal en romperse por este asunto.
Tres días le quedan al PSOE para evitar males mayores.