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Economia y negocios
OPINIÓN

Cuesta de enero: otra forma de consumir

Víctor Lerena EFE

Madrid

Intervine el otro día en Radio Olé con el gran Joaquín Hurtado. Quería que diera a sus oyentes algunas claves para las rebajas de enero. Y un oyente nos contó que había puesto el ojo en una prenda de una tienda y había descubierto una trampa: habían engordado el precio original para aperentar una rebaja importante. Una trampa que no es generalizada, ni mucho menos, pero que utilizan algunos comerciales tan tramposos como irrespentuosos con su clientela.

Le dije que lo primero que debería hacer es borrar la tienda de sus lugares de compra y, segundo, denunciarpara que las autoridades de consumo tomen cartas en el asunto y evitar otros abusos con más clientes.

Viene a cuento en este inicio del año para avisar de nuevo sobre nuestro papel, el de los consumidores, en la actual sociedad de consumo, con más ofertas que nunca, más vías de compra que nunca, más alternativas que nunca, más "guerras" comerciales que nunca.

Y ahí los consumidores debemos jugar un papel mucho más "avispado", "agresivo" si me apuráis. Más que nunca. O corremos el riesgo de ser víctimas de tomadura de pelo tras tomadura de pelo, sobre todo teniendo en cuenta la ineficacia en muchos casos de las autoridades de consumo en materia de vigilancia. Saber discernir entre unas y otras ofertas, diferenciar el polvo de la paja. Informarnos, documentarnos, consultar, ver foros… Comprar con cabeza.

En las rebajas hay mucha buena oferta pero muchas tramposas y, por ejemplo, un juego abusivo de los descuentos espectaculares de -50%, hasta -80% que detrás no es más que puro marketing para atraer pero que no se ajusta a la realidad ni mucho menos; y hay muchas ofertas engañosas para hacer dietas rápidas que supuestamente nos quitarán rápidamente esos kilos que el que más y el que se ha metido en la mochila estas pasadas fiestas, sin hablarnos de las posibilidades reales de éxito y, mucho menos, de sus riesgos; y hay métodos antitabaco que únicamente funcionan para los bolsillos de quienes los proponen, sin ninguna base científica; y hay gimnasios que juegan con las ofertas de comienzo de año con tarifas muy llamativas para pagar todo el año de golpe, conscientes de que un alto porcentaje de usuarios pisará poco por allí, por no decir nada, ¡pero ya habrá pagado todo sin derecho a reclamar! Dinero más limpio, imposible.

En este mundo en el que se nos invita cada segundo al consumismo, está también en nuestra mano evitar muchos de los engaños de que somos víctimas. Ellos, por poco que nos guste, juegan su papel, a veces muy despreciable, pero nosotros debemos jugar el nuestro. O habremos perdido la batalla. La cuesta de enero es un buen comiezo para cambiar nuestra forma de actuar

 
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