Enric Montefusco y lo que le da la gana
'Meridiana', el primer disco en solitario del cantante de Standstill, nos recuerda por qué estamos como estamos
Madrid
Enric Montefusco es uno de los artistas más interesantes del panorama indie español. Sus trabajos con Standstill siempre iban un poco más allá de la melodía que se te pega o de la letra que te deja pensando, y ahora presenta en directo su primer trabajo en solitario: Meridiana (Sony Music, 2016). Un disco en el que los recuerdos se mezclan con la reflexión sociopolítica y que, además, incluye una de las mejores canciones españolas de 2016 para Fuego y Chinchetas: Flauta man.
Entrevista a Enric Montefusco
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En la portada de Meridiana vemos dos fotos rotas... ¡Ahí hay una historia!
La que no se entiende quién es, soy yo, una foto mía rasgada. Y debajo aparece un señor en un balcón de un barrio popular de Barcelona, que no sabemos muy bien quién es, pero que nos remite a las mismas cosas que me gustaría que se remitiera cuando escuchas el disco. Un inmigrante de unos 50 años, no se sabe muy bien de dónde, pero de una ciudad grande española, como Barcelona, por ejemplo.
¿Tú tampoco sabes quién es?
¡No! Y no me interesa. Lo que transmite la fotografia es suficiente.
¿Cómo llegó a ti la fotografía?
Me la encontré, pedí el permiso, me lo dieron... y creo que es poner una fotografía al servicio de algo positivo y constructivo.
El disco está lleno de referencias introspectivas. ¿Lo achacas a los tiempos que vivimos o es algo personal?
Uno no puede abstraerse de ninguna de las dos cosas. Yo solo puedo hablar de lo que soy, de lo que he sido y de lo que he sentido, pero tampoco puedo ignorar el momento en el que vivo ahora mismo. Es una mezcla de mi biografía con una especie de revisión del contexto sociocultural en el que crecí, que tiene mucho que ver con el actual, por eso hay un componente biográfico y otro social y político.
Compones las canciones, produces el disco y hasta el sello es tuyo. Lo de trabajar solo, al margen de Standstill, ¿es una carga o una liberación?
Lo hago casi por eliminación. Me cuesta mucho trabajar bajo el paraguas de alguien y siempre intento tener el control de mi obra, lo cual me ha llevado a la autoproducción y a la autoedición. Es mi forma de funcionar, el equilibrio en el que estoy cómodo.
Te curras mucho las cosas. Cuando algo no tiene la repercusión que esperabas, ¿te lleva a la frustración?
Para bien o para mal, mis ambiciones han sido siempre artísticas. Me he puesto metas muy altas, pero siempre artísticas. Discos y espectáculos en directo no muy pragmáticos, sin un desarrollo fácil... ¡Vamos, que me complico la vida! En ese sentido, si lo hiciera para llegar a equis número de gente o para prosperar en lo superficial, no las haría así. Todo lo que venda será bienvenido y, de hecho, me siento muy afortunado por hacer todo lo que me da la gana en cada momento. No quiero nada más, la verdad.
El riu d el'oblit nos recuerda mucho a Jaume Sisa. ¿Es uno de tus referentes?
Al ratarse de una canción popular en catalán, remite a varios nombres y Jaume Sisa es uno de ellos, claro. Quizá no es el referente más directo, aunque lo respeto y me gusta su enfoque, pero yo intuyo que es una aproximación a una canión popular no tan personal como la de Sisa. Pero es normal que salgan estos nombres...
¿Y de qué habla 'Todo para todos'?
De que, a veces, lo que más nos une es lo que no tenemos o aquello a lo que aspiramos. Lo que se nos ha vendido y no acabamos de tener...
Tenías un pie puesto en el teatro y otro en la música. No entiendes una cosa sin la otra, de hecho. ¿En algún momento te planteas volcarte más en el teatro?
Con Standstill hice el concienzudo esfuerzo de intentar mezclarlo, llevando los espectáculos a teatros y a festivales veraniegos, pero el nuevo equilibrio de mi carrera en solitario es crear obra en el ámbito de las artes escénicas y, a parte, sacar un disco para moverme en el circuito musical con un formato menos escénico
¿Qué tal tu participación en el Festival Grec?
Ahí estrenamos 'Tata Mala', un proyecto abiertamente escénico que para mí fue un regalo en todos los sentidos porque, por primera vez, no estaba condicionado por Standstill, que ya tiene su público. Ahora me haría mucha ilusión traerlo a Madrid porque es una obra de gran formato, con 30 personas en escena: músicos, actores, un ilustrador, un grupo de cultura popular catalana que monta figuras parecidas a los 'castellers'...
Para el público, Standstill es una banda de culto. ¿Lo percibíais así desde el escenario?
Claro, yo no lo vivo así y, de hecho, tampoco sabría muy bien cómo dfinir 'culto'. Siempre he intentado tener una relación muy directa y muy estrecha con el público, y creo que eso se nota en los directos. Hay una comunión y una relación muy bonita de la que me siento muy afortunado. Que luego eso llegue a más o menos gente ya es algo que se escapa de mi control. Pero discos como 'Meridiana' no están pensados para alguien muy concreto o con un bagaje cultural específico, al contrario. Creo que habla de cosas que nos afectan a todos...
Se acabó la energía de Standstill, ¿no?
Sí, ¡claro! Todo el mundo tiene experiencias de participar en proyectos con otras personas y sostenerlas en el tiempo es una locura. Es un milagro que un grupo humano aguante 20 años. ¡No sé ni cómo lo hemos hecho! Casa disco ha generado problemas, crisis... Nos hemos tenido que reinventar en lo personal, en lo artístico, en lo logístico, en lo organizativo...Mi lectura es la de agradecer el hecho de haber compartido algo tan íntimo y tan romántico con esta gente durante todo ese tiempo.
¿Le deseas "una colleja a tiempo" a Donald Trump?
¡Es que es grotesco! A veces, al ver que todo está tan mal, pienso que a lo mejor es un paso necesario para que haya cierta reacción y que la gente entienda que no podemos seguir así. Ni en la política ni en la educación. Estamos llegando a unas cotas inasumibles. Que alguien así haya llegado al poder ha de ser una señal de que tenemos que cambiar cosas.
Versionaste 'Besos como balas' de Luis Eduardo Aute. ¿La tocarás en directo?
Pinta que se va a quedar ahí. Pero le di la vuelta a la canción original y conecté mucho con el contenido de la canción. Me sentí cerca de Aute...
Siempre hablas de lo imporante que es salir de la zona de confort. ¿El próximo disco de Enric Montefuasco será muy distinto a este?
Hombre, no lo sé, pero viendo el historial, donde de disco a disco siempre ha habido un salto importante...
¿Una vuelta al hardcore, quizás?
Si te fijas, no suele haber vueltas hacia atrás. Siempre procuro buscar cosas nuevas...
Es curioso que, sobre todo en Cataluña, muchos artistas han pasado del hardcore al pop...
Lo canalizó Bcore. En los 90 y principios de los 2000 estaba mal visto cantar en catalán. Se había hecho un mal uso del pop-rock y del hecho de cantar en catalán o castellano, y Bcore supo captar esa energía de toda una generación, pero claro, a medida que vamos creciendo, vamos encontrando nuestra voz particular.
Iván Ferreiro nos habló muy bien de ti y nos contó que conoció a Ricky Falkner porque le llevaste a su casa... ¿Cómo es Ricky? ¿Por qué todo el mundo le quiere?
Porque es muy buena persona. Alguien muy empático, capaz de ponerse en la piel del otro, tanto a nivel personal como artístico. Eso es algo importante, sobre todo si trabajas a este nivel. Él sabe poner su huella sin cuestionar al artista, siempre con mucha calidad y mucho talento. ¡Eso no es nada fácil!
Estás de gira. ¿Qué concierto te hace especial ilusión?
He vuelto a hacer una gira por salas, que es algo difícil, porque la gente está cada vez más acostumbrada a ir a festivales y poco a salas. Estoy disfrutando muchísimo de volver a tener a la gente cerca, compartiendo de forma más intensa. ¡Me apetecen todos los conciertos! Granada, Burgos, Alicante, Murcia, Madrid...
- GIRA DE ENRIC MONTEFUSCO