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Cannes, Netflix y la encrucijada del cine

Productores, exhibidores y jóvenes directores analizan los cambios en la distribución y su adaptación al mercado digital

Una sala de cine vacía antes de una proyección / GETTY IMAGES

Madrid

"Cannes tiene que ser un laboratorio", decía el pasado 13 de abril Thierry Frémaux durante la presentación de la sección oficial de la 70 edición del festival. Viejos conocidos como Haneke y estrellas como Julianne Moore y Nicole Kidman desfilarán por la Croisette con Pedro Almodóvar de presidente del jurado. Un cartel acorde a las señas de identidad del gran escaparte del cine fuera de la temporada de premios. Hasta ahí todo en orden y pocos experimentos. Las probetas del laboratorio, al que se refería el delegado general del certamen, se reservaban a los nuevos agentes audiovisuales.

Especial | Netflix, Cannes y la encrucijada del cine

27:05

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Por primera vez, la plataforma Netflix entra en sección oficial con dos cintas. El gigante del streaming compite con Okja, la película del coreano Bong Joon-Ho con Tilda Swinton, Jake Gyllenhaal y Giancarlo Esposito, y The Meyerowitz Stories, de Noah Baumbach con Adam Sandler, Ben Stiller y Emma Thompson. En un país, con una legislación proteccionista que ha permitido consolidar una potente industria cultural, no tardaron en prender la mecha y sacar los extintores.

La Federación Nacional de Cines Franceses arremetió contra el festival por esta ‘traición’. Las películas de Netflix, como todos sus productos originales, tienen un estreno global en su plataforma sin pasar por los cines. En ese comunicado, los exhibidores cuestionaban incluso la naturaleza de la obra cinematográfica que no se proyecta en salas. Ante el revuelo, Netflix, a instancias del festival, inició negociaciones para intentar distribuir sus películas en cines franceses por un periodo limitado de tiempo y sin renunciar a su modelo de lanzamiento digital. Esas conversaciones han fracasado y Cannes toma partido por el modelo tradicional. A una semana del inicio del certamen, anunció que este año permitía el experimento, pero que a partir de 2018 excluiría de competición oficial a las películas que no se comprometiesen a ser distribuidas en salas francesas. “El establisment cierra filas contra nosotros”, respondió rápido Reed Hastings, CEO de Netflix. La primera batalla de una guerra que desentierra el debate pendiente de los cambios en la distribución y su adaptación al mercado digital.

“En el caso de Francia entra en juego también una cuestión legal. Las ventanas de distribución establecen una exclusividad de explotación comercial de la película. Las salas tienen cuatro meses pero para que llegue a la última ventana, que es la de Netflix, han de transcurrir 36 meses”, explica Elena Neira, experta en marketing online y profesora de distribución audiovisual de la UOC. Francia conserva un sistema de nacionalismo cultural para proteger su industria y su lengua. Parte de la recaudación de las entradas de películas americanas está destinada a la producción de cintas galas, por ejemplo, y Cannes siempre ha servido como una plataforma de impulso. “Además, es de los pocos países europeos que establece un marco legal para las ventanas de distribución. En otros países, funciona a través de un acuerdo entre exhibidores y distribuidores para determinar los plazos”, recuerda Neira.

¿Qué opina la industria española?

La ley que regula las ventanas de distribución en España viene de los años 80 y ha sufrido pocos cambios. La primera pantalla es el cine tradicional, las salas. Unos cuatro meses más tarde llega en DVD, luego se pasa al alquiler digital -por ejemplo en Filmin o en pago en Movistar- y finalmente ya a las plataformas online con una tarifa plana, como es el caso de Netflix ¿Cuál es el problema? Que las ventanas de distribución no se estrechan pese al cambio en los hábitos de consumo.

Uno de los primeros en entrar en ese laboratorio fue Paco León cuando estrenó la primera parte de ‘Carmina’. El actor quiso probar a la industria con un estreno simultáneo en cines, DVD e Internet. Muchas salas se negaron a proyectar su ópera prima. Estudios posteriores revelan que, por ejemplo, en cines tuvo 17.000 espectadores y, en el pago por Internet, sumó unos 120.000 consumidores, más 50.000 en DVD y los 82.000 de la venta de la cinta con un periódico.

Conclusiones el anuario del cine español 2016

Conclusiones el anuario del cine español 2016 / Fapae

Esta semana se han presentado los datos del anuario del cine en 2016. La asistencia a las salas para ver películas españolas ha bajado y la recaudación, también. El pasado año se llegaron a estrenar 188 películas, una cifra inasumible para el público. Los productores atribuyen el descenso de espectadores al cierre de las salas y al cambio de los modelos de consumo. Ramón Colom, presidente de Fapae, calcula que en “2020 casi no habrá cines en los centros de las ciudades” y, ante las posibilidades del mercado digital, asegura que “no reniega de esas plataformas porque para muchas personas, dentro de unos años, van a ser el sitio donde puedan ver las películas”. Elena Neira entiende que es un drama para los más cinéfilos que se cierren las salas metropolitanas pero defiende que actualmente la plataformas son ya una forma de democratizar el acceso al cine. Confluyen muchos factores, pero especialmente los problemas de distribución de algunas películas españolas con estrenos muy limitados frente a las cintas que invaden los centros comerciales.

Fernando Labrada, autor del informe, desconfía, sin embargo, de la difusión digital y dispara contra las plataformas por la ausencia de datos. “Hoy por hoy, el video on demand es un mercado absolutamente opaco. Netflix no ofrece ninguna cifra de lo que hace en España ni en ninguna parte del mundo. Tampoco las otras plataformas. Filmin nos ha ofrecido algunos datos que no son completos”, apuntaba en la rueda de prensa de presentación de ese anuario. Según explica la también autora de los libros ‘El espectador social’ y ‘La otra pantalla’, Filmin puede ofrecer datos por el control de las transacciones al ser un alquiler digital. “En el caso de Netflix, trae de cabeza a todos los que negocian con ellos. No ofrece datos porque no lo necesita. Su negocio está basado en las suscripciones. Su consumo de contenidos es asíncrono, no se puede acortar en el tiempo. Está evolucionando a un tipo de valoración cualitativa de los títulos más que cuantitativa de los visionados. Además no se paga por cada título, las películas y series forman parte de una tarifa plana. Como empresa que cotiza en Bolsa, sí tiene que proporcionar una serie de información a sus accionistas, por ejemplo, el número de suscriptores y las horas de reproducción, pero no tienen obligación de informar de cómo funciona cada título individualmente”.

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Para los exhibidores, estas plataformas solo vienen a sustituir a otras ventanas de distribución en desuso. “Cuando llegan Netflix o HBO, nosotros creemos que vienen a ocupar el mercado que ha dejado vacío el DVD y el Blu-Ray. Van a ser una forma complementaria de ver cine en casa, pero las salas de cine van a seguir siendo el primer canal para proyectar películas y también para que la industria siga recaudando dinero para producir películas”, opina Borja de Benito, portavoz de FECE.

Expertos ponen sobre la mesa la posibilidad de crear un doble mercado. Que las grandes cintas y los blockbuster mantengan estas ventanas de distribución mientras se permite a las producciones más pequeñas acortar los márgenes y, por ejemplo, estrenar en salas y a la semana siguiente en plataformas, aprovechando así sus reducidas campañas online. “Esto ya existía en la ley del cine. Si conseguías un mínimo de 60.000 espectadores en las cuatro primeras semanas, no hacía falta seguir con las ventanas y podías pasar directamente a otra plataforma. Es algo que se hace caso por caso, pero por regla general se tienen que mantener unos plazos para dar tiempo a que la película logre el máximo de rentabilidad en cada una de las plataformas”, defiende el representante de la Federación de Cines de España en conversación telefónica con ‘La Script’. “Si analizamos el volumen de estrenos de cada semana en España, se puede comprobar que este modelo beneficia a los blocbuster porque son los que tienen más visibilidad. El cine más pequeño está condenado a un ciclo de vida menor. El estreno en cines marca la cotización de la película en la explotación en otras ventanas y el número de estrenos es imposible de absorber”, responde Elena Neira.

Una salida intermedia

Jóvenes creadores como Carlos Vermut, que prepara su tercera película 'Quién te cantará', buscan nuevos caminos. Según explicaba hace unas semanas su productor, Netflix ha entrado a financiar la cinta a cambio de su distribución internacional mientras en España sí se respetará que la primera ventana sea la sala de cine. Al mismo acuerdo llegó el gigante del streaming con los productores de ‘Pieles’. Tras su paso por Berlín y Málaga, los usuarios de Netflix fuera de España ya pueden ver la película. Aquí llegará a las salas el 9 de junio. El director Eduardo Casanova explica cómo ha sido este proceso para financiar y distribuir su ópera prima:

El director español Eduardo Casanova presenta junto a las actrices Itziar Castro (i), Ana Polvorosa (2i) y Ana María Ayala (d) la película &#039;Pieles&#039;

El director español Eduardo Casanova presenta junto a las actrices Itziar Castro (i), Ana Polvorosa (2i) y Ana María Ayala (d) la película 'Pieles' / Miguel Toña

Como director ansioso, yo me encuentro con una película muy grande por dirigir y con un guion que se sale de la norma. Es una cinta diferente, autoral, no mainstream. De repente, aparecen Álex de la Iglesia, Carolina… unos productores que buscan financiación. El ICAA, el organismo que subvenciona, no te da dinero, tampoco TVE, Telecinco o Antena 3. No lo hace nadie. Y entonces llega Netflix y sí lo hace. Confía en ti con el acuerdo de estrenar primero fuera y luego en España en cines respetando el estreno en pantalla grande en tu país. Hay que hacer cine y levantar nuestras películas, buscar dinero donde lo haya.

¿El futuro es éste?

Es el presente y hay que tomarlo como tal. Netflix y también ahora Movistar con sus series están haciendo productos que ofrecen una variedad impresionante, un cine diferente, que la gente quiere ver.

Y del veto de Cannes, ¿elegirías Palma de Oro sin Netflix y solo en salas o quedarte sin premio y distribución en Netflix?

En Cannes son muy románticos, una parte con la que yo me identifico. Pero si me das a elegir yo siempre elegiría hacer cine sea como sea y para donde sea.

¿Sin Netflix la distribución internacional sería imposible?

Es impresionante. Estamos hablando de una película con un contenido diferente y te planteas que puede que no la vea nadie. Y de la noche a la mañana, la pueden ver en 190 países a la vez.

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