La fábrica de hacer independentistas

Mil veces hemos denunciado la responsabilidad del Govern en promover un referéndum ilegal y, por tanto, en la vergüenza de ayer. Pero mil veces hemos dicho también que hay otro responsable de este desastre y se llama Mariano Rajoy. Si durante su mandato hemos pasado del 11% de independentistas al 48%, ¿no tendrá alguna culpa el gobierno del PP? Y si la desafección de cientos de miles de catalanes ha engordado por los porrazos y las balas de goma, bien Sánchez en la condena, se deberá también al inepto gobierno central. Veremos qué dice Europa. A un golpe de Estado político, y el de la Generalitat lo es, saltándose no solo la Constitución, sino también su propio Parlament y su propio Estatut, incendiario Puigdemont, le correspondía una respuesta política, y no con las fuerzas de seguridad como ejercicio violento de poder. Esa habría sido la proporcionalidad debida. Si el referéndum era una farsa, sin censo, sin control, sin recuento, ¿para qué mayores humillaciones? Bastaba con aquello de que el mayor desprecio es no hacer aprecio. La pachanga, como la del 9-N, hubiera muerto por falta de oxígeno democrático. Pero no. Rajoy necesita sacar pecho en el resto de España -a por ellos, oé- para sus intereses electoralistas. Quiere ahora -ni un recuerdo a los heridos- convocar a los partidos. ¿Para qué, si el daño ya está hecho?