Puigdemont y las desigualdades

De nuevo Puigdemont en primera página. Tanto por su viaje a Dinamarca como por la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, de presentar su candidatura a la Generalitat. Pura propaganda la charleta en la Universidad de Copenhage, más complicada la nominación. Nada que decir de su gira turística, que la grosería de su discurso, recuerdos a Franco incluidos, ya la tenemos muy digerida. Lo de insistir en su nombramiento como presidente de la Generalitat, a lo que siguen jugando los independentistas, más parece una operación de llevar al límite lo imposible para en el último momento optar por lo razonable y elegir a un candidato o candidata que en verdad pueda poner en marcha el Gobierno que tanto necesita Cataluña. Sería demasiado absurdo que el bloque secesionista espere obtener mejores resultados en unas nuevas elecciones. Toma lo que tienes y corre se ajustaría mejor a las necesidades del momento. Pero mientras, más jaleo, más tensión, más bulla. Cansino. Muy cansino. Pero decíamos ayer de la facilidad de los políticos para olvidarse de cuestiones importantes. No hagamos lo mismo y citemos un solo dato del informe anual de Oxfam que explica muy bien las miserias que aún sacuden a España. Oigan: el sueldo de los jóvenes que acceden al mercado laboral es un 33% inferior al de 2008, mientras los beneficios empresariales subieron un 200,7%. Un desastre.