La cinta catalana Las distancias gana en el Festival de Málaga

Málaga

Por segundo año consecutivo, gana en el Festival de Cine de Málaga una directora catalana. Si el año pasado el certamen aupó Verano 1993, la ópera prima de Carla Simón. Este año, el jurado de Málaga ha elegido Las distancias, un drama intimista de Elena Trapé, directora catalana que debutó hace ocho años con Blog y que llevaba desde entonces sin estrenar película. Las distancias se ha llevado la Biznaga de Oro y también el premio a mejor dirección.

Es un drama intimista bien rodado con una cuidada atmósfera que sitúa a un grupo de amigos de 35 en Berlín, donde acuden a dar una sorpresa por el cumpleaños de uno de ellos. Rencillas, viejos rencores, distancias que se crean entre amigos adolescentes y que, con el paso del tiempo, les alejan. Todo ello con un retrato de la crisis económica, laboral y emocional a la que se enfrenta esta generación en este país. Una generación culta y abrumada por la situación actual, que ha emigrado o que malvive con contratos precarios o pagando la cuota de autónomos y que lidia con un machismo soterrado, donde esos nuevos hombres en la treintena, cultos y progres, reproducen estereotipos machistas en esa intimidad que genera la amistad.

Benzinho, ese término cariñoso con el que una madre se dirige a sus hijos, es el título de la Biznaga de Oro a mejor película iberoamericana. Una coproducción con Uruguay, del cineasta Gustavo Pizzi, que parte de una historia autobiográfica, la de un matrimonio que tienen que asimilar que su hijo macho se marcha a Alemania a jugar con un equipo de balonmano. Esa historia mínima se amplía a lo largo del filme, en un retrato de las aspiraciones de la clase obrera y clase media brasileña en un contexto económico complicado. 

Benzinho es la favorita de la prensa, ya que ha ganado tanto el premio del Jurado de la crítica, como el Feroz Puerta Oscura, que otorgan la Asociación de Informadores Cinematográficos. Es una apuesta, además, por un personaje femenino con muchos matices, que reflexiona sobre la maternidad, en un certamen que ha tenido miradas a nuevas maneras de ser padre, madre, hombre o mujer. Por ejemplo, lo hemos visto en el personaje que interpreta Javier Rey en Sin Fin, con el que ha ganado el premio a mejor actor. El protagonista de Fariña es el actor de moda a sus 38 años, con interpretaciones solventes como esta.

Sin fin, un drama romántico con viajes en el tiempo. La cinta es el debut de los hermanos Alenda en el largometraje y tiene una propuesta atrevida, la de utilizar la ciencia para solucionar los conflictos de pareja. Por eso ha ganado también el premio del Jurado Joven. La mejor actriz de este Festival de Málaga ha sido ex aequo, para Alexandra Jiménez por Las distancias y para la argentina Valeria Bertuccelli, una de las grandes intérpretes argentinas, que estrenaba su primera peli como directora. La Reina del miedo le ha permitido interpreta a una actriz llena de inseguridades que acaban en un miedo patológico.

Como suele ser habitual en un palmarés, el Jurado ha querido repartir los premios, por eso ha concedido el Premio Especial del Jurado a Casi 40, de David Trueba. Se trata de una road movie por el interior de España en la que reflexiona sobre la crisis de la edad, la necesidad de éxito o sobre la cultura. Un reconocimiento que suele darse a cintas arriesgadas, pero que en esta ocasión el jurado ha elegido esta historia convencional que reivindica, eso sí, un modo distinto de hacer cine, lejos de grandes presupuestos y promociones. Además, también ha reconocido el jurado a la argentina La reina del miedo.

El público ha elegido la comedia, la ópera prima de la malagueña Marta Díaz de Lope, Mi querida cofradía. Esta comedia costumbrista con enfoque feminista sobre la semana santa, también se ha llevado el premio a mejor actriz de reparto a la genial vecina, Carmen Flores. El mejor actor de reparto es el cubano Vladímir Cruz por Los buenos demonios, película que también ha ganado mejor música, para Edesio Alejandro, y mejor guion para Daniel Díaz Torres y Alejandro Hernández.

Un palmarés incontestable, a pesar del abuso de ex aequo, que ha destacado la presencia de mujeres y de un cine de autor en un festival que ha apostado por la variedad de enfoques y miradas.