Su libertad recorta la nuestra

Lo dijimos cuando se publicó la sentencia de la Manada y lo repetimos hoy. Si la justicia no se entiende y no atiende los derechos de la mitad de la población, tenemos un problema grave. Dos jueces, magistrado y magistrada, de la Audiencia de Navarra han decidido poner en libertad provisional a La Manada a la espera de que su condena de 9 años, se revise en tribunales superiores. Hoy podrán salir de la cárcel bajo fianza de 6 mil euros.

Es legal pero es injusto. Su libertad, la libertad de La Manada recorta la libertad de las mujeres. Es un problema de formación en género de jueces, sí, pero entonces hay que pedir cuentas al gobierno de los jueces. ¿Qué ha hecho el consejo general del Poder judicial desde que la Ley Integral de Violencia de género de 2004 instara a la formación en igualdad hace ya 14 años? ¿Qué han hecho en estos 14 años? Pero es también un problema de las leyes. Tenemos una Ley de Enjuiciamiento criminal de 1887 y un código penal de 1995, ambos con muchas reformas, claro, pero leyes y reformas hechas por estructuras masculinizadas y aprobadas por parlamentos históricamente compuestos por mayoría masculina.  A ver quién se atreve a abrir del debate de que algunas garantías procesales que recogen esas leyes chocan con los derechos básicos de las mujeres como las ciudadanas libres e iguales que son hoy.  

La perspectiva de género ha llegado a dos de los poderes del Estado ( con dificultades , avances y retrocesos, en unos partidos más, en otros partidos menos y en algunos nada), pero ha llegado al Gobierno de España, al Congreso y al Senado. Lo han conseguido las mujeres, pero por fortuna con muchos hombres empujando también en esa dirección. Sin embargo, la Justicia, el tercer poder del Estado permanece ajeno a la revolución que desde el siglo pasado protagonizan las mujeres. No hay más que ver las imágenes de la inauguración del año judicial cada otoño, que parecen de otro siglo con sólo hombres en la cúpula. 

Si La Manada hubiera perpetrado un robo con violencia en dos viviendas… podemos hacer apuestas sobre si los hubieran puesto en libertad, una vez condenados, a la espera del recurso. Pero no, robaron una casa, invadieron el cuerpo de una mujer. Y cuatro de ellos tienen un juicio pendiente acusados de abusar de otra en Pozoblanco, en Córdoba

Si no se entiende que una violación o unos abusos, exigen un tratamiento diferenciado de un delito de opinión, de robo, de estafa, o de lesiones, no podemos avanzar en la igualdad. Los derechos de las mujeres a sus cuerpos, son derechos humanos, y deben ser protegidos expresamente en un estado democrático.

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Hoy conoceremos los argumentos de los magistrados de Navarra. ¿Podían haber hecho otra cosa, haber tomado otra decisión? Nos dicen los expertos que sí, que podían haber prolongado la prisión provisional hasta cuatro años, la mitad de su condena. Pero un Derecho sin mirada de género ha valorado más las garantías procesales de cinco condenados que el derecho a la libertad de movimiento y a la seguridad de 23 millones 711 mil españolas.