Mensajes de amor para días de odio

Madrid

No es la mejor época para los soñadores, menos en Estados Unidos, pero quizá sean ahora más necesarios que nunca. Phil Cook es uno de esos tipos y su nueva entrega en solitario es el reflejo de esos sueños. Su mensaje, tan poderoso como obsoleto, viene a ensalzar la fuerza de la comunidad, la unidad y la colaboración entre personas, incluso entre desconocidos.

Cook ha titulado su disco con toda la intención del mundo. La gente es mi droga (‘People are my drug’) es el poderoso mensaje de este músico virtuoso e inquieto que partiendo del folk ha ido introduciendo en sus canciones un amplio abanico sonoro que juega con el soul y que viste con elegantes coros de góspel. El resultado son 36 minutos de una música que te reconcilia con el mundo en canciones tan deliciosas como Steampowered blues, Miles away o Another mother son.

La nueva entrega del músico de Carolina del Norte es uno de esos discos pequeños que te alegran mañanas. Cook no inventa nada, pero lo hace todo bien y con cariño. Este último trabajo del curtido instrumentista refleja el largo e intenso viaje musical de Cook, curtido en sus años en Megafaun o como compañero de Bon Iver,  Matthew E. White o His Golden Messenger.

People are my drug resulta un poderoso alegato en estos tiempos de Donald Trump, un álbum sincero con un mensaje de otra época y un sonido que recorre las distintas tradiciones musicales estadounidenses con cariño, respeto y amor. Todo lo que falta en la política americana de estos días.