Esos jueces ciegos y sordos

No quiere el Ojo hablar hoy del Brexit y la continua tomadura de pelo sobre Gibraltar, y ni tan siquiera va a hacerlo sobre esa decisión del Constitucional que confirma que el Gobierno de Rajoy, tan serio y lleno de abogados del Estado, se saltó la legalidad como le vino en gana, y estuvo diez meses sin control parlamentario alguno, vulnerando, como tramposos compulsivos, todos los artículos de todos los códigos que ustedes prefieran.

El Ojo elige otra batalla: dos sentencias judiciales, dos más, vejatorias hacia las mujeres y contrarias al sentido común, primero, y al de justicia, después. Veamos: un hombre acuchilla a su mujer y luego intenta ahogarla ante sus dos hijos, de tres y seis años. En un momento dado, ante el grito de uno de ellos, decide parar. ¿Sentencia? Diez meses de cárcel por maltrato ocasional. ¿Tribunal? Conocido: el de La Manada. Otro: dos señores, tío y sobrino, violan, con penetración, a una joven que repetidamente, y llorando, les suplicó que no lo hicieran. Para el tribunal de Lleida, tan solo un delito de abuso, y no de agresión sexual.

¿Qué se puede hacer con semejante judicatura que nos ha caído en suertes? ¿Qué necesitan para castigar con el rigor necesario estas agresiones, salvajes y bestiales para cualquier ciudadano con dos dedos de frente? Fuera inútiles disquisiciones jurídicas ante la impunidad de los canallas.