¿Terremoto? Más bien fracking
La de este domingo fue la jornada de las paradojas, el ganador -el PSOE- se hunde, el PP, con el peor resultado de su historia, puede conquistar la Presidencia de la Junta. Ciudadanos, cuyo crecimiento fue espectacular, empalidece algo por su pregonado objetivo de derrotar al PP, pero nada de lo anterior puede competir con el acontecimiento que significa la irrupción como un vendaval de Vox
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Madrid
Cataclismo. La izquierda va a perder el poder en Andalucía después de 36 años, la derecha con PP, Ciudadanos y Vox suma holgadamente y puesto que pueda hacerlo lo hará. Ningún votante de esos tres partidos perdonaría que pudiendo provocar el vuelco no lo hicieran.
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La de este domingo fue la jornada de las paradojas, el ganador -el PSOE- se hunde, el PP, con el peor resultado de su historia, puede conquistar la Presidencia de la Junta. Ciudadanos, cuyo crecimiento fue espectacular, empalidece algo por su pregonado objetivo de derrotar al PP, pero nada de lo anterior puede competir con el acontecimiento que significa la irrupción como un vendaval de Vox. Irrupción de tal magnitud que demuestra que no estábamos leyendo bien lo que estaba ocurriendo porque la etiqueta de extrema derecha lo define pero no explica su fulgurante aparición. Vox ha sido propulsado por el independentismo catalán, el gran turbo, su verdadera máquina propagandística. Con Ciudadanos no se estaba agotando la respuesta, había mucho más.
Terremoto, eso se correspondería mejor con algo al margen de nuestros actos, yo más bien diría fracking. El procés, que puso patas arriba Catalunya, ha actuado como una gran perforadora, ha sacado la superficie ideas que creíamos superadas y pensar que esto se va a limitar Andalucía sería ridículo.
En el PSOE, la herida no cerrada del sanchismo y el susanismo, supuraba ayer noche de forma extraordinaria. ¿Sumaron en campaña Susana Díaz y Pedro Sánchez toda su capacidad movilizadora? En el Gobierno piensan que no, que la presidenta fue por libre y que no se dejó ayudar mientras que Díaz piensa que el acuerdo del Gobierno Sánchez con los independentistas catalanes la ha matado. El desastre acaba con Susana y deja a Pedro Sánchez con un balazo en el ala, sus planes de iniciar el serial electoral del 2019 con un gran salto en el trampolín andaluz se han venido abajo con estrépito. Ahora Sánchez tiene un lío de tragedia griega como para Esquilo, Sófocles y Eurípides: adelantar elecciones es suicida, retrasarlas, temerario y no hacer nada, imposible y a todo esto se suma la huelga de hambre de Sánchez y Turull.
¿Terremoto? Más bien fracking
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