El 135, ¿cómo y por qué ahora?
El PSOE propone corregir, aunque no derogar, un artículo cuya vigencia daña la credibilidad del partido, según reconocen en Ferraz
Madrid
El secretario general del PSOE hizo este lunes un anuncio. Informó de que quiere corregir la reforma del artículo 135 de la Constitución que un Gobierno de su partido impulsó y que él, como diputado, votó tres años atrás. Hubo un anuncio, en efecto, aunque, a falta de los detalles, la novedad es relativa y está por ver cuál es el texto alternativo que proponen los socialistas. ¿Por qué la solemnidad del anuncio y por qué ahora?
El PSOE ya había dicho que quería matizar el polémico 135 e incorporar el blindaje del gasto social a la prioridad del pago de la deuda. No es que lo dijera ahora, que también, sino que la propuesta surge ya en la etapa de Rubalcaba, que se encontró con la reforma por obra de Zapatero. Desde el mismo momento en que PSOE y PP aprobaron el cambio exprés de la Constitución, a los socialistas les ha pesado como una carga y la necesidad de enmendar aquello era un clamor dentro del partido. “Fue un error”, admitió hace unos días el secretario de Organización andaluz, Juan Cornejo, partidario de retocarlo.
Pero pasó la campaña para escoger a un nuevo secretario general y hubo sólo un candidato que abogó claramente por derogar ese artículo. Fue José Antonio Pérez Tapias, de Izquierda Socialista. Pedro Sánchez no se comprometió con la derogación. Cuando llegó al liderazgo del partido, se habló siempre de equilibrar ese artículo con la garantía del gasto en educación y sanidad e incluso alguno de sus dirigentes más próximos –miembros hoy de la ejecutiva federal– justificaban que el PSOE no suprimiera ese punto: “Crearía inestabilidad, se puede estar dando a los mercados el mensaje de que este país ya no asegura el pago de la deuda”.
Hay que leer bien cuál es el compromiso que adquirió Sánchez, al que anoche acompañaron dos de los asesores de su equipo de comunicación. En la intervención, que no leyó, no habló de derogar, sino de rectificar. “Vamos a proponer reconocer ese error y corregirlo a través de una modificación del artículo”, dijo. Ahora un grupo de constitucionalistas trabaja para traducir ese principio en un texto propio y ahí será donde el PSOE aclarará a qué quiere darle prioridad, si al pago de la deuda o al gasto social.
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De entrada este lunes, sin ponerle tanto énfasis como puso en su anuncio, el propio Sánchez dio algunas pistas: “Queremos garantizar, y eso no está en duda, la estabilidad presupuestaria. Para la socialdemocracia, la estabilidad es fundamental para garantizar el sostén del Estado del Bienestar. Nosotros no cuestionamos el pago de la deuda. Al contrario, lo garantizamos. Pero si queremos blindar como derechos fundamentales la sanidad, la educación y el sistema público de pensiones tenemos que garantizar la financiación pública de esos derechos sociales”.
¿Y por qué ahora?
Si la idea de corregir el 135 para incorporarle un límite social ya corría en el PSOE e incluso la había formulado el propio Pedro Sánchez, ¿por qué se convierte ahora en noticia?
La respuesta está, seguramente, en la agenda informativa y en la manera de presentarlo. Sánchez lo anuncia con solemnidad en un acto en la Escuela Julián Besteiro, durante una conversación con el periodista José María Izquierdo. Habla de “rectificar un error”, expresión que hasta ahora no había utilizado. Siempre se dijo que se “acompañarían” otras medidas de carácter social. Parece que se proponga la supresión, borrón y cuenta nueva, aunque fuentes de Ferraz niegan que sea así. Hay también una concreción, porque Sánchez asegura que en febrero, cuando empiece el próximo periodo de sesiones, esta será la primera iniciativa parlamentaria de su grupo. Fija un plazo.
El anuncio incluye, además, el voto favorable a la proposición de la Izquierda Plural que –ahí sí– aboga por suprimir el artículo que se aprobó en 2011. Sánchez da primero, pues, en un debate que otros –su oposición por la izquierda– iban a devolver a la agenda mediática el día siguiente. Votará a favor de la admisión a trámite para que el Congreso discuta la propuesta aunque, si llegara el debate, su partido presentaría su propia resolución.
La votación de este martes en el Congreso es clave. Porque si el PSOE no hubiera anunciado su posición favorable, hubiera compartido foto con el PP. Esa es la imagen de la que más huyen ahora los socialistas, conscientes del daño electoral que les provoca. Ocurrió con el pacto sobre la transparencia de los viajes y, antes, con el abortado acuerdo sobre la corrupción. De producirse la votación y marcar el voto en contra, el grupo socialista hubiera vuelto a tener, por lo demás, problemas de disciplina en sus filas.
El anuncio le da, además, algo que busca el equipo de Pedro Sánchez: autonomía. Le permite romper con Zapatero. Con la parte del mandato de Zapatero de la que muchos reniegan, que es la económica. Porque hoy mismo los socialistas tributarán precisamente la imagen del expresidente para conmemorar el décimo aniversario de la Ley Integral contra la Violencia de Género.
Y existe algo más. Aunque Sánchez diga, como dijo este lunes, que no le inquieta Podemos y que el PSOE tiene su camino, en Ferraz no hay día en el que no analicen una encuesta. Y al margen de constatar el ascenso del partido de Pablo Iglesias, lo que se ve es que el PSOE tiene un enorme problema de credibilidad para recuperar a un electorado que, si le fue fiel alguna vez, ahora tiene más oferta para elegir.
Por eso el partido ha empezado ya a trabajar en un programa electoral que harán tan concreto como les sea posible, al que acompañarán incluso una memoria económica y otra legislativa que les comprometa a prometer lo que puedan cumplir. La rectificación de los errores responde a esa necesidad de que los ciudadanos vuelvan a fiarse de unas siglas en las que muchos han dejado de creer. Pero ahora deberán concretar la letra pequeña y responder a las expectativas que ellos mismos generen.