Expedientado un agente de Tráfico por no someterse al test de alcoholemia
El Supremo considera probado que el guardia civil había tomado bebidas con graduación. El atestado recoge que tenía el habla pastosa, despedía un fuerte olor a alcohol y sus ojos estaban enrojecidos
Madrid
Una pareja de agentes de Tráfico de la Guardia Civil destinados en la localidad madrileña de Villalba ha hecho grande el principio del mundo al revés. Los funcionarios, siempre dispuestos a practicar a los conductores la prueba de alcoholemia, no han aplicado la misma severidad cuando se trataba de ellos.
En septiembre de 2011 mientras denunciaban a un conductor muy cerca del municipio de Aldea del Fresno reciben la visita de un mando. Este teniente se queda blanco por lo que comprueba: el olor a alcohol que despiden los agentes, por sus palabras balbuceantes, y por una evidente reducción del equilibrio al andar.
De forma inmediata les ordena someterse a la prueba de detección de alcohol en aire expirado, el famoso 'tubito para soplar'. Pero los dos guardias civiles se niegan por lo que son relevados de sus funciones, se les retira el arma reglamentaria y son conducidos en un coche de la Agrupación de Tráfico hasta las instalaciones de Villalba.
Uno de los funcionarios expedientados ha decidido llevar este paradójico asunto hasta el Tribunal Supremo al entender que la sanción de 6 meses de suspensión de empleo y el posterior cambio de destino no se ajusta a derecho.
Nada más lejos de la realidad, según el Alto Tribunal, que recoge en su fallo desestimatorio que incluso en ese control rutinario se escuchó a sus compañeros decir “vas borracho y te has negado a soplar” o “has bebido, vas borracho”. El Supremo entiende que la sanción es adecuada porque la negativa a someterse al test está incluida como falta muy grave en el reglamento disciplinario de la Guardia Civil al igual que la falta de desatención del servicio.
Esta última cuestión también viene recogida en la sentencia ya que la pareja de agentes, horas antes de su relevo, frecuentaron varios bares de la localidad de Guadarrama sin que se haya podido determinar que consumieron en su interior, pero no parece que se tratara de café.