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En el PP se sienten “engañados” por Rato

En las filas populares se declaran “decepcionados” y creen que, con los cargos que ha desempeñado, es de "poca vergüenza” tener dinero sin regularizar. Cuando estalló el escándalo de las tarjetas black, le condenaron. Ahora ya le repudian directamente. Sin micrófonos delante, reconocen que este escándalo es un “torpedo en la línea de flotación” de su discurso de lucha contra la corrupción

Rodrigo Rato en una fotografía de archivo.(EFE)

Rodrigo Rato en una fotografía de archivo.

Madrid

En el Partido Popular, muchos dirigentes se sienten “decepcionados” y completamente “indignados” con todo lo que está saliendo de Rodrigo Rato. Recuerdan que fue vicepresidente, el ministro del “milagro económico español”, director gerente del FMI, la persona que José María Aznar barajó como sucesor y a quien Mariano Rajoy eligió para presidir Caja Madrid.

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Su nombre ha pasado de ser “un mito” a estar “maldito”. En las filas conservadoras dicen que toda su leyenda se ha derrumbado. Y que por mucho que, al final, no haya nada ilegal, les resulta inmoral que, con la de cargos que ha desempeñado, salgan sus viajes a Suiza, que tuviera dinero sin regularizar y se acogiera a la amnistía fiscal. Les parece que tiene “muy poca vergüenza”.

Muchos cargos del PP le condenaron cuando estalló el escándalo de las tarjetas black, pero ahora ya le repudian directamente. En privado, tachan de “muy grave” todo lo que ha aparecido y confiesan que se sienten “engañados” por él. Ha perdido apoyos, muchos le dan la espalda y algunos de los que le llamaban con frecuencia, han interrumpido toda comunicación.

La mayoría de los dirigentes marcan distancias, evitan hablar de él y esquivan a los periodistas. Hasta Rajoy, como con Luis Bárcenas, volvió a refugiarse ayer en el silencio. Sáenz de Santamaría se fue por la puerta de atrás del Congreso. Nadie salió a desmentir los detalles que se iban dando a conocer. Y, para rematar, tampoco nadie le quiso defender. Además, como Rato está suspendido de militancia, –a petición propia, porque no fue expulsado por el partido-, a la cúpula conservadora le viene bien para lavarse las manos y no tener que dar así ninguna explicación.

En el Gobierno y en el PP tratan de darle la vuelta a todo este asunto. Insisten en que si estas cosas aparecen es porque ellos buscan “hacer limpieza" y que se vea que no tienen “amigos”. Sostienen que no se hacen distinciones y que nadie cuenta con privilegios. Pero comprenden que los ciudadanos no lo aprecien y solo piensen en que es otro "chorizo” del PP". Algo que, admiten, les puede llegar a perjudicar mucho de cara a la campaña electoral. Sin micrófonos delante, reconocen que este escándalo que afecta a una figura tan reconocida del partido es un “torpedo en la línea de flotación” de su discurso de lucha contra la corrupción.

Los que conocen a Rato creen que no le sirve de nada defenderse porque ante “las barbaridades” que se están diciendo su voz es como “una gota en el océano”. Consideran que hay gente en el PP a la que le interesa que se hable mal de él para que haya “ruido” y no se toquen otros asuntos. Pero dentro de la formación conservadora hay quien recuerda que no existe nada peor que la sombra de la corrupción a la vuelta de unas municipales y autonómicas.

El viernes Cristóbal Montoro tratará de dirigir la atención hacia otro lado. El ministro llevará, por fin, al Consejo de Ministros, la reforma de la Ley General Tributaria, que permitirá conocer el listado de morosos y defraudadores con la Hacienda. En la Moncloa esperan que se conozcan los nombres antes del verano y se demuestre que el Ejecutivo solo tiene un objetivo que es el de la lucha contra el fraude.

 
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