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Se reabre el debate sobre la sucesión de Rajoy

Los barones del PP culpan al Gobierno de sus resultados. Creen que la debacle territorial es por la falta de comunicación, mala imagen y antipatía que ha generado Rajoy y su vicepresidenta. Lamentan que en la Moncloa se piensen que “todos los españoles son abogados del Estado”. Resurgen los nombres para el relevo del presidente pero todos dan por hecho que él será el candidato a las generales porque nadie se atreve “a toserle”

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante el pleno del Senado. / Kiko Huesca (EFE)

Madrid

En su rueda de prensa de Génova, Mariano Rajoy hizo poca autocrítica pero dejó bien claro que quería ser el candidato a la presidencia del Gobierno. También dijo que pensaba que contaba con el apoyo de los suyos. Pero no todos en el PP le ven como la mejor opción para afrontar las generales. Son muchos los que opinan que su jefe de filas debería favorecer el relevo pero tienen miedo de expresarlo en público. Algunos no quieren verse ‘señalados’ y otros, reconocen, que no serviría de nada decirlo porque todo va a seguir igual.

Pero el presidente en funciones de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, no tuvo reparos en expresarse ayer. Después de perder la mayoría absoluta en su Comunidad y anunciar que se plantea no presentarse a la investidura, Herrera no tiene nada que perder y, por eso, dijo en Onda Cero que Rajoy debería “mirarse en un espejo”. Desde la Moncloa se apresuraron a señalar que había sido "un malentendido", que Rajoy y Herrera habían hablado, que se debían escuchar las declaraciones completas y así se podía comprobar que no era "una andanada" contra el jefe del Ejecutivo.

Pero lo importantes es con ello se reabrió el debate sobre la sucesión, que en la Moncloa tanto se empeñan en sepultar. Pero es difícil. Ahora vuelven a resurgir los nombres de siempre y alguno nuevo. Pero tras los resultados del 24 de mayo, las circunstancias de todos han cambiado. En el puzzle se han movido las piezas.

Dentro del PP dicen que Esperanza Aguirre está ya “achicharrada” para jugar sus cartas. Es más creen que tampoco podrá seguir como presidenta del PP de Madrid y, de ese modo, perdería su influencia territorial. Dejaría de tener voz y voto para cualquier decisión que haya que adoptar sobre el futuro de su partido. Eso es lo que piensan en el partido pero ella no lo ve así, de hecho se arroga a partir de ahora otra función: la de refundar su partido.

También contemplan a María Dolores de Cospedal. En un momento dado todos en el PP miraban hacia Castilla-La Mancha muy pendientes de si revalidaba su victoria. De haberlo hecho, habría sido la única baronesa y su poder habría sido indiscutible. Pero, al final, no fue así. Pasó del todo a la nada. Ahora en sus filas piensan que como Luisa Fernanda Rudi o Alberto Fabra, si no gobierna no estará en la oposición. Pero los suyos comentan que hay que esperar a que PSOE cierre el acuerdo con Podemos. Y en cualquier caso lo que no está en duda es que seguirá como secretaria general del partido, a pesar de que muchos pidan su cabeza. Cuentan que su cargo no está sobre la mesa y menos en este momento de zozobra en el que "tiene que dar ejemplo".

De ese modo muchos han vuelto la vista de nuevo hacia Soraya Sáenz de Santamaría. Creen que podría representar la regeneración, que no ha salido tocada del batacazo porque ella no se jugaba nada. Para algunos cargos su nombre “sube como la espuma”. Consideran que podría ser “la solución”, la persona indicada para enfrentarse a los líderes del resto de partidos que todos están representados por caras nuevas. Ella cuentan con un nutrido grupo de colaboradores y hay quien la defiende pero tiene un problema importante y es que en el partido le tienen manía. Más aún los barones.

Los cargos territoriales la culpan a ella y a Rajoy de los datos cosechados. Para todos ellos lo ocurrido se debe a la falta de comunicación política, a que el PP está ausente de los medios y a la mala imagen que se traslada desde el Gobierno. “Ella no está inmaculada, por mucho que lo quieran vender así”, comentan en el PP.

En el Comité Ejecutivo Nacional pocos tomaron la palabra pero hubo muchas quejas entre compañeros. Entre ellos los dirigentes conservadores charlaron y reconocieron que se habían cometido errores. “Se creen que todos los españoles son abogados del Estado”, dijo un cargo. “Se han empeñado en meternos el PIB en la cabeza y no en hablar con el corazón”, comentó otro.

Todos los barones coinciden en que han pagado por el Gobierno porque los resultados son homogéneos y lo que ocurre es que la marca PP genera rechazo. “La mala imagen y la antipatía nos la hemos ganado por el Ejecutivo”, dicen desde el núcleo duro conservador.

A quien todos siguen viendo con buenos ojos es a Alberto Núñez Feijóo. Él no corría ningún riesgo en esta cita porque en Galicia no había elecciones autonómicas. Es cierto que en las municipales, el PP se ha resentido pero en sus filas no se lo achacan a él. En el PP opinan que el titular de la Xunta es "solvente" y muchos dicen que si tuvieran que votar entre él y Sáenz de Santamaría, lo tendrían muy claro.

Los colaboradores de Rajoy son muy conscientes de su peso y no les hace ninguna gracia. Por eso no dudan en cargar contra él. Por ejemplo, cuando en el acto de Vigo, Feijóo tomó la palabra y llegó hasta el horario de los informativos, el momento que habitualmente Rajoy escogía para hacer su intervención. Entonces, los que rodean al jefe del Ejecutivo no dudaron en criticarle diciendo que se debía pensar que estaba haciendo ya el discurso de investidura.

En el partido, buscando nombres, caen unos, se elevan otros. Ya nadie habla de Alfonso Alonso, al que algunos veían con posibilidades. Otros bromean con que el elegido debería ser Juan Jesús Vivas, porque ha sido el único que ha salvado un gobierno, el de Ceuta. Y otros apuntan que ha nacido una nueva lideresa, Cristina Cifuentes, después de que la noche electoral fuera la única en salir de Génova entre aplausos.

En cualquier caso, todos en el Partido Popular dan por hecho que Rajoy será su candidato. Algunos conservadores defienden que está “muy vivo” y que tiene derecho “a reivindicarse”, sobre todo después de estos años tan difíciles.

No creen que nadie le mueva la silla y sea capaz de enfrentarse a él. “No se atreven a toserle”, comenta un diputado. Piensan que si no se fue en 2008, mucho menos lo hará ahora. Los populares piensan, además, que si en las generales el Partido Popular se estrella, al menos será él y no otra persona quien sufra el castigo en su nombre.

Si se ganan las elecciones, dicen que la sucesión se aplaza otros cuatro años y en política pueden pasar muchas cosas. Si se pierden, dan por hecho que se abrirá una nueva etapa, en la que muchos esperan que haya un congreso abierto, con primarias, del que salga una nueva cara.

 
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