10 lugares insólitos en los que comer
El <a href="http://www.renault.es/gama-renault/renault-vehiculos-turismos/gama-espace/espace/?utm_campaign=ES-r-a-Espace-branded-content-prisa-june-Nov-2015&utm_medium=display&utm_source=omd&CAMPAIGN=ES-r-a-Espace-branded-content-prisa-june-Nov-2015&ORIGIN=display" target="_blank">nuevo Renault Espace</a> te descubre los restaurantes más curiosos de la geografía española
Madrid
¿Cansado de comer siempre en sitios parecidos? ¿Harto del hola-qué-tal, esta-es-la-carta, espera-que-hago-una-foto, camarero-la-cuenta? No hace falta irse muy lejos para disfrutar de una experiencia gastronómica distinta. De hecho, basta con subirse al coche y dirigirse a alguno de estos 10 lugares:
El Restaurante Submarino, ubicado en el Parque Oceanográfico de Valencia, ofrece menús de entre 34 y 50 euros con platos como la aballa en salazón con arena de alcaparras, encurtidos y cítricos, o el arroz de rodaballo con gambas y alcachofas. Pero lo que hace especial su oferta es la posibilidad de comer bajo el agua.
Si quieres sentir algo parecido a lo que pudieron sentir los primeros habitantes de la Península Ibérica, nada mejor que meterse en una cueva natural. La cocina ha evolucionado y, por supuesto, disfrutarás de la comodidad de una silla y una mesa, pero el ambiente sigue conservando algo ancestral. ¿Qué te queda más cerca: Valdevimbre o Castellón?
El restaurante Sublimotion de Ibiza, comandado por el chef Paco Roncero, combina la cocina más sofisticada con una fuerte apuesta por la tecnología. Tanto las mesas como las paredes son pantallas interactivas y los comensales, además, usan las gafas de realidad virtual Samsung Gear VR. Solo hay dos pequeños inconvenientes: que Ibiza es una isla, por lo que habrá que montar el coche en un ferry, y que Sublimotion es el restaurante más caro del mundo. Comer allí cuesta 1.500 euros.
El restaurante que a más distancia del suelo está en España se llama Espacio 33 porque está, justamente, en la planta 33 de uno de los cuatro rascacielos que, desde el Paseo de la Castellana, definen el skyline madrileño. El jarrete de terneta o el costillar de cordero están fenomenal, pero lo verdaderamente inolvidable es el espectáculo de luces metropolitanas que puede contemplarse por la noche.
Cuando comemos no solo usamos el sentido del gusto. También tocamos, olemos, escuchamos ¡y miramos! Por eso sentarse a la mesa sin posibilidad de usar uno de esos sentidos, como sucede con la vista en el restaurante Dans le noir de Barcelona, supone variar la experiencia por completo.
Si eres de esos a los que les cuesta contener la emoción ante un un plato suculento, has de saber que el Hotel Melià Sol Príncipe de Torremolinos (Málaga) te ofrece la posibilidad de celebrar un buen bocado al más puro estilo Pedro Picapiedra y hacerlo, además, sin llamar la atención lo más mínimo.
¿Quién ha dicho que la cocina nipona una cuestión de entornos urbanitas? No muy lejos de Avilés, en un pueblecito de Asturias llamado Huentes, hay una casa de piedra y madera que, aunque a simple vista no lo parezca, es un restaurante japonés en el que se pueden comer sushi, sashimi y sopas de miso sobre un tatami. El lugar es mágico y todo está muy oishii, pero hay lista de espera.
El establecimiento Tierra Astur de Avilés cuenta con mesas y bancos insertadas dentro enormes toneles de sidra (algunos superan los cinco metros de largo). Y ya que te metes hasta dentro, ¿qué mejor que armonizar los quesos y las fabes con unos cuantos culines?
Los edificios históricos restaurados suelen aprovecharse par actividades totalmente distintas a las que, en un primer momento, se pensaron para el lugar, pero instalar un restaurante en una antigua capilla es algo poco frecuente. Quien quiera saber cómo es la experiencia, que se acerque a Pamplona.
Además de contar con unas vistas privilegiadas, el restaurante segoviano La Postal ocupa un antiguo vagón de tren. Además de con cochinillo o lechazo, también se puede emprender "un viaje al placer de los sentidos" con parada en el paté casero de pato o el pulpo braseado de la Costa da Morte. Y puedes aparcar tranquilamente porque el tren no se va mover.