EEUU y Cuba: un año de anuncios históricos pero lentos cambios
Los dos países logran un acuerdo para restablecer los vuelos comerciales
Nueva York
Al regreso de un viaje a Cuba el pasado septiembre la pregunta más repetida era si se notan los cambios. La respuesta, “no mucho”, solía decepcionar. Aunque desde hace un año no han dejado de sucederse anuncios y acontecimientos históricos, como la reapertura de las embajadas, los cambios tangibles para los cubanos y los estadounidenses llegan a cuenta gotas.
Uno de ellos es inminente: el restablecimiento de los vuelos comerciales entre los dos países. Hasta ahora, la única opción eran los vuelos charter. Aun así, las visitas autorizadas de estadounidenses han aumentado un 54% en el último año, según las cifras del Departamento de Estado. Pero para viajar a la isla todavía hay que hacerlo con licencia (familiar, de negocios, de estudiante…) ya que el turismo sigue prohibido.
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El 17 de diciembre de 2014, tras 18 meses de negociaciones secretas, los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron simultáneamente que Estados Unidos y Cuba comenzaban un proceso de dialogo para restaurar las relaciones diplomáticas, tras 56 años de hostilidades. A partir de ahí, diplomáticos de los dos países comenzaron las negociaciones. En mayo de 2015, EEUU sacó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. El 20 de julio, se restablecieron formalmente las relaciones diplomáticas y reabrieron las embajadas. Obama ha autorizado a las empresas de telecomunicaciones americanas a invertir en Cuba y ha hecho más fácil enviar remesas y viajar a la isla. Los dos países han acordado restablecer el servicio postal directo.
Aparte de liberar a 53 presos políticos, Raúl Castro no ha tomado ninguna medida de acercamiento.
Obama dijo hace un año que el objetivo era “hacer las vidas de los cubanos ordinarios más fáciles, más libres y más prósperas”. Los pocos que se dedican al turismo y los negocios ven este deseo cumplido. Sin embargo, un número récord de cubanos están dejando la isla, en la mayor salida desde la crisis del Mariel de 1980. El número de cubanos que llegan en balsa a EEUU se ha doblado desde diciembre de 2014. Al menos 45.000 han optado por una nueva vía de escape, volando a Ecuador y viajando desde allí hasta EEUU. Hasta 5.000 están atrapados entre la frontera de Costa Rica y Nicaragua que se niega a dejarles pasar. Y, en la isla, decenas más esperan una visa de reunificación familiar, de estudiantes… para poderse marchar.
“Los cambios han ido bien rápido por la parte americana, la parte cubana es la que ha sido más lenta”, dice Emilio Morales, ingeniero cubano que trabajó para el instituto de cine de la isla, antes de emigrar hace 8 años a Florida, donde ahora preside Havana Consulting Group. “Yo creo que a lo mejor para el próximo año, los cubanos aceleren el paso”, pronostica citando los resultados de las elecciones en Venezuela, el principal socio de Cuba, y en Argentina. “El subsidio venezolano se agotó, obligando a Cuba a desarrollarse por sí misma y no depender de terceros”.
“Hay pocos cambios que podamos decir que son resultado de la nueva relación”, opina Ted Henken, especialista en Cuba y profesor de Baruch College, que ha ido a la isla cuatro veces este año.
En realidad, los cambios económicos en la Cuba no se ha producido por iniciativa de Obama, sino por la necesidad de rescatar una economía agonizante. Los pequeños negocios que florecen en Cuba han sido posibles gracias a una ley promulgada por Raúl Castro en 2010. El levantamiento de las restricciones de viaje para la oposición se produjo en 2012 y el fin del permiso de salida para la población general en enero de 2013. Desde la isla piden más medidas a su propio gobierno. “Hay cosas que deberían haberse tomado ya en cuenta, como reunificar las monedas, dotar al trabajo por cuenta propia de cobertura más empresarial, porque hoy es una personalidad no jurídica y en ese sentido creemos que hay cosas que no han ido al paso que quizás deberían ir”, señala Ileana Díaz Fernández, profesora de economía en La Universidad de La Habana, ahora visitante en Columbia.
El embajador de EEUU en La Habana, Jeffrey DeLaurentis, dijo esta semana en una conferencia con periodistas que Cuba “puede hacer más para sacar ventaja de esta nueva apertura”. Según el diplomático, “de la misma forma en que nosotros estamos haciendo nuestra parte, llamamos al gobierno cubano a hacer menos difícil para sus ciudadanos iniciar negocios, participar en comercio y tener acceso a información en línea”.
El gobierno de La Habana quiere que EEUU levante el embargo sobre la isla. Aunque son conscientes de que depende del Congreso, creen que Obama puede hacer más. “Hay muchas cosas que todavía se pueden hacer con acción ejecutiva por la Casa Blanca para desmantelar aspectos importantes del embargo que no están regulados por ley. Son asuntos de decisión soberana ejecutiva del presidente y la Casa Blanca”, señaló Josefina Vidal, la principal negociadora cubana.
Obama ha permitido que las empresas de telecomunicaciones de EEUU puedan hacer negocios en Cuba. De momento, sólo Sprint y Verizon han llegado a acuerdos para que sus teléfonos se puedan usar en la isla. Sin embargo, la propuesta de Google para dotar a la isla de antenas y aumentar la conectividad a internet fue rechazada por miedo a la penetración ideológica. “Están muy resistentes a que empresas norteamericanas inviertan en internet. Es un tabú que tienen que superar. Estás obligado a tener internet como una prioridad”, apunta Morales.
El restablecimiento de relaciones se culminaría con una visita de Obama a la isla. El presidente insiste en que “tiene mucho interés” en ir a Cuba en 2016, pero pone condiciones. “He dejado claro en mis conversaciones directas con el presidente Raúl Castro que continuaremos acercándonos a aquellos que quieren aumentar la libertad de expresión dentro de Cuba”.
Desde la Casa Blanca aguardan con expectación el Congreso del Partido Comunista que se celebrará en abril. Morales no descarta, que en ese congreso haya anuncios políticos. “El gobierno tiene mucho miedo a perder el poder, pero es un proceso que no tiene solución. Quizás permitan que algunos disidentes moderados tengan presencia en el parlamento. Sería una carta de debajo de la manga que se pueden sacar con el único objetivo de levantar el embargo”.
Henken no cree que haya cambios políticos sustanciales a la vista. “Ellos no van a hacer ningún cambio desde arriba, que ponga en riesgo su poder, su liderazgo y su idea de lo que es la revolución. Por eso Raúl Castro en Panamá dijo que hay que tener paciencia, mucha paciencia”, señala.
En cualquier caso, el tiempo apremia. A Obama le queda menos de un año en la Casa Blanca. Si el próximo presidente es republicano, puede ser menos propenso a conversar con Cuba. “Sería muy difícil echar hacia atrás tantas cosas que ha hecho Obama”, explica Morales, “porque existe un lobby muy fuerte del empresariado norteamericano y que cada día crece más”. La mayoría de analistas creen que es un proceso sin vuelta atrás.