Cómo han visto los equipos a sus candidatos en el debate
Tras el debate, todo son buenas palabras y todos los equipos se van a casa con la sensación de que su candidato ha sido el mejor
Rajoy solvente, digno y convincente
Estábamos en el primer bloque, en el económico, y en el PP ya nos estaban diciendo que Rajoy se había impuesto en el "todos contra uno". Por solvente, digno, convincente, didáctico, por ir desmontando ataques combinados de los otros candidatos.
En el PP también destacan que ha conseguido reforzar, con su discurso, el proyecto de su partido. Todo eso frente al resto, a los que critican por tener una visión "negra" de España, para tapar la falta de credibilidad de sus propuestas. En el PP aplauden que haya colocado su mensaje, el de que con él al frente se crearán puestos de trabajo y reconocen que el trago más difícil, como siempre, ha sido el de la corrupción donde Rajoy ha tenido que sufrir los ataques de Rivera y Sánchez, aunque ya se lo esperaban.
En el PP dicen que son "unos demagogos" y hacen hincapié en un detalle: que por mucho que ya lo intentó el líder socialista en diciembre, no le funcionó porque el PP fue el partido más votado.
Ferraz cree que Sánchez rompió la polarización
"¿En qué momento se vio que la elección es entre Rajoy e Iglesias? ¿Qué es eso de que nosotros estamos fuera de juego?". Eran las preguntas que después del debate, ya de madrugada, hacía un miembro del Comité Electoral a los periodistas. Su satisfacción y la de todo el equipo de Pedro Sánchez tiene que ver sobre todo con eso, con que están convencidos de que este debate a cuatro ha acabado con la polarización de la campaña entre el Partido Popular y Unidos Podemos.
Los españoles, según el análisis de Ferraz, no vieron que la discusión sea entre el presidente en funciones y el líder de la formación morada porque, según argumentan, "fue el PSOE el que confrontó con el PP y porque quedó claro que Iglesias defiende cosas que la gran mayoría no entiende, como el referéndum de autodeterminación".
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Sánchez jugó de forma reiterada la carta de la investidura fallida ("todo esto que propongo no se ha podido hacer porque Iglesias no quiso", dijo una y otra vez) y lo hizo de forma premeditada porque los estudios cualitativos de los que disponen en Ferraz reflejan que hay una gran mayoría que lo ve como un dirigente intransigente y soberbio. Y eso quiso subrayar Sánchez. En su equipo celebran que lograse "sacarlo de sus casillas", cuando el papel que quería interpretar Iglesias en ese debate era el de "niño bueno". Admiten los socialistas que ayudó Albert Rivera en esta estrategia de poner nervioso a Iglesias y admiten también que el candidato de Ciudadanos consiguió "rentabilizar" el debate de cara a su electorado.
Había socialistas preocupados por cómo afrontaría su candidato la pregunta de apoyar al PP o a Unidos Podemos llegado el caso y en la dirección del PSOE creen que que el candidato resolvió bien: fijó la idea, aseguran, de que se necesita un "PSOE fuerte" ante la intransigencia de Iglesias. Por eso Sánchez empezó apelando a los "millones de socialistas" y terminó llamando a la "reflexión" sobre el futuro de esos públicos prioritarios para el PSOE, porque creen que pueden volver a confiar en sus siglas: mayores y mujeres.
"Queda mucho para las elecciones", comentaba anoche un miembro de la Ejecutiva federal pero Sánchez, añadía, podía perder mucho en este debate y no ha perdido nada. En su equipo más cercano son más optimistas y aseguran que el debate sí que ha sido eficaz para los votantes que quieren reconquistar: los que apoyaron a los socialistas en 2011 y se quedaron en casa en diciembre y los que apoyaron a Podemos pero ahora tienen dudas.
Iglesias evita la confrontación con Sánchez
Pablo Iglesias no salía a brillar, salía a conservar la posición que las encuestas le dan por conquistada. Y para los suyos Iglesias conseguía el objetivo principal, evitando la confrontación directa con Pedro Sánchez, y dejando patente la idea fuerza de la campaña morada: que tras el 26-J solo habrá dos escenarios, un pacto entre PSOE y Unidos Podemos o la gran coalición. Iglesias dejó claro que el PSOE será el arbitro y, apelando al disputado "socialista de corazón", dejó implícito que cuantos menos escaños tenga el partido de Sánchez, menor tentación tendrá de pactar con el PP.
Rivera, “cómodo, natural y llevando la iniciativa”
En Ciudadanos está muy satisfechos con el papel que jugó su candidato durante el debate. Creen que, al contrario de lo que ocurrió la campaña anterior, Albert Rivera estuvo cómodo y natural. Así lo dijo él mismo al llegar a la sede de su partido donde lo esperaban unos cien militantes. “Hemos hecho lo que sabemos, salir a ganar, he disfrutado del debate, me lo he pasado bien, hemos podido defender nuestro proyecto, y a la vez he podido hacer lo que estoy acostumbrado en el parlamento de Cataluña, no morderme la lengua”.
En la formación naranja creen que su candidato consiguió hacer lo más complicado, romper la polarización a la que querían llevar el debate tanto Rajoy como Pablo Iglesias y no quedar diluido entre ambos. Desde el entorno del aspirante a La Moncloa creen sin embargo que Pedro Sánchez no cumplió ese papel. “Quedo totalmente difuminado, fuera de lugar”, dicen algunos dirigentes que también reconocen que el secretario general del PSOE y el líder de Ciudadanos se respetaron mutuamente. No hubo críticas ni reproches entre ambos.
Los estrategas de Rivera consideran que estuvo “brillante” en los bloques de economía y corrupción. “Fue el único capaz de desmontar la nula gestión de los cuatros años de desgobierno de Rajoy”, “de ponerle contra las cuerdas por la corrupción” y de evidenciar las consecuencias de un hipotético ejecutivo de Pablo Iglesias. En la formación interpretan la estrategia del candidato de Podemos, que optó por ignorar al de Ciudadanos, como un signo de nerviosismo y un intento de evitar debatir con Rivera”. La formación cree que este debate marca un punto de inflexión en su campaña y que ayudará a movilizar a sus militantes para el 26 de junio.