Los escándalos del PP pueden condicionar sus negociaciones con el resto de partidos
En el PP saben que Jorge Fernández Díaz y Rita Barberá podrían convertirse en moneda de cambio para alcanzar un futuro pacto o la abstención de los socialistas
Rajoy tendrá que hacer concesiones para formar Gobierno y son muchos los escollos por superar
Madrid
Sea para dar con un socio, nombrar una comisión negociadora y alcanzar un acuerdo o para gobernar en minoría con pactos puntuales, Mariano Rajoy va a tener que aprender a conjugar el verbo ceder. En las filas conservadoras dan por hecho que en los próximos días se pondrán sobre la mesa muchos temas: reforma constitucional, sistema de financiación, pensiones... Y que algunos, como la educación o la reforma laboral, pueden convertirse en escollos importantes. No quieren ni oír hablar de derogación, pero sí se muestran dispuesto a hacer "modificaciones".
El líder del PP sabe que ya no puede imponer su programa y está muy preocupado por los Presupuestos de 2017. Cree que urge ponerse a trabajar en ellos. De modo que toca dialogar. Y aunque viene de una mayoría absoluta, los suyos aseguran que sabe hacerlo. En estos días muchos han recordado el Pacto del Majestic, cuando José María Aznar logró el apoyo de CiU en 1996. Lo que algunos han olvidado es que Rajoy fue una pieza clave para que este saliera adelante y que ahora está dispuesto a implicarse de nuevo en ello. Pero los suyos aseguran que lo hará sin anticipar sus concesiones no vaya a ser que se encuentre con un portazo en la cara.
Y aunque los escándalos y la corrupción no han pasado factura al PP en las urnas, en la sede nacional son muy conscientes de que será uno de los capítulos más complicados de afrontar en las futuras conversaciones. Por eso no descartan que los nombres de Jorge Fernández Díaz y Rita Barberá salgan a relucir en "la trastienda" de las negociaciones.
Algunos populares creen que el ministro del Interior sigue en su puesto porque se conocieron las grabaciones a cuatro días de las elecciones, pero que si hubiera sido en precampaña se le habría obligado a dar un paso atrás para no perjudicar a Rajoy. Otros, sin embargo, opinan que lo ocurrido no influyó para nada en los resultados y que, por tanto, el caso ya está amortizado. Es más, recuerdan cómo Fernández Díaz salió al balcón de Génova la noche electoral y consideran que esa foto, junto a sus compañeros de partido, es todo un respaldo.
Pero eso no significa que el resto de fuerzas políticas no vayan a exigir su dimisión o que no esté en un futuro equipo de Gobierno como condición para alcanzar algún acuerdo. Al igual que se le puede reclamar al PP que no mantenga blindada a la exalcadesa de Valencia en la diputación permanente del Senado. Son gestos que sólo podrían allanar el camino. Pero difíciles porque Fernández Díaz es amigo personal de Rajoy y Barberá es senadora por designación autonómica y ni siquiera está imputada.
De modo que en el Partido Popular esperan que no se hable tanto de personas como de medidas y cuestiones de peso que contribuyan a mejorar la situación de España en los próximos años. Aunque dan por hecho que el tema de la regeneración democrática será un asunto espinoso. Rajoy dijo que está dispuesto a incorporar cualquier propuesta y dan por seguro que se les pedirán algunas más duras de las que cerró Ciudadanos con el PSOE.
Lo que tienen claro en el PP es que esta vez su jefe de filas no se va a quedar de brazos cruzados. "Saldremos a torear", aseguran conscientes de que los tiempos los marca Rajoy. Y explican que entre el 26-J y el 20-D hay muchos factores diferentes. Les parece "capital" que su formación haya sido la única que haya aumentado en escaños, que sumen más que PSOE y Ciudadanos juntos y que el bloque de centro derecha sea superior al de la izquierda.
Así que esta semana se inician los movimientos. En el PP esperan muy atentos "las instrucciones" de Rajoy quien visitará este lunes una fábrica de Mahou, el martes se reunirá con Coalición Canaria y después acudirá a Varsovia para participar en la cumbre de la OTAN. A la vuelta, recibirá a Barack Obama. Y entremedias, "los contactos discretos" de lo que todos hablan pero de los que nadie sabe nada. Además de un Comité Federal de los socialistas. A los populares les parece que Susana Díaz, Emiliano García-Page y Ximo Puig son los que mandan ahora mismo en el PSOE y están pendientes de ver qué sale de esta cita.
En el Partido Popular dicen que están dando tiempo a Pedro Sánchez y a Albert Rivera para que en sus respectivas formaciones digieran los resultados y que sean conscientes de que ellos serían los culpables de unas terceras elecciones si se niegan a hablar con Rajoy. Los conservadores no ven que la gran coalición se vaya a concretar pero cruzan los dedos para que, al final, se produzca la abstención de los socialistas y se ponga fin a la situación de bloqueo. Aunque el escenario que se puede abrir ante ellos —negociar cada ley, entre otras cosas— puede suponer un auténtico calvario de legislatura.