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Fidel Castro

Raúl, el Castro pragmático que actualizó Cuba y logró el deshielo con EEUU

Su mandato ha estado marcado por una estrategia de apertura económica muy controlada, el desmontaje del igualitarismo y el "paternalismo" y la supresión de prohibiciones que estuvieron vigentes durante décadas

ANDREW GOMBERT (EFE)

Madrid

Al frente de Cuba desde 2006, el presidente Raúl Castro afronta con 85 años la muerte de su hermano Fidel con el reto de asegurar la supervivencia de la revolución con sus reformas para "actualizar" el sistema socialista y con el logro de haber conseguido la normalización de relaciones con EEUU.

Designado el sucesor de Fidel casi desde el triunfo del ejército rebelde y número dos del régimen durante medio siglo, Raúl Castro tomó las riendas del país cuando su hermano cayó enfermo y fue nombrado formalmente presidente de Cuba en 2008.

Su mandato ha estado marcado por una estrategia de apertura económica muy controlada, el desmontaje del igualitarismo y el "paternalismo" y la supresión de prohibiciones que estuvieron vigentes durante décadas con reformas como la nueva ley migratoria que normalizó los viajes al extranjero de los cubanos.

El objetivo de esas reformas, que se encuentran en su fase más compleja con medidas como la eliminación de la doble moneda o la apuesta por atraer más inversión extranjera a la isla, es construir un "socialismo próspero y sostenible", sin que incluyan medidas para cambiar el sistema político.

De hecho, Raúl Castro ha defendido el modelo de partido único "como arma de unidad frente al imperio" y su única reforma política significativa es la de limitar a un máximo de diez años los cargos políticos y estatales, incluida la presidencia del país, por lo que el hermano menor de Fidel debería jubilarse en el año 2018.

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Durante su mandato, ha tratado de encaminar un relevo generacional institucionalizado con numerosos cambios en las estructuras del poder, donde ha aumentado la presencia de dirigentes con menos de 60 años, militares, mujeres, negros y mestizos tanto en el Gobierno como en los órganos de dirección del Partido Comunista.

Con su "actualización económica", que muchos equiparan a los procesos de reforma acometidos en países comunistas como China o Vietnam, Raúl Castro ha conseguido suavizar la imagen internacional de Cuba, con logros diplomáticos como la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en el año 2013.

En su mandato se ha iniciado además el deshielo entre la isla y la Unión Europea, con el comienzo de una negociación para llegar a un acuerdo bilateral y normalizar unas relaciones marcadas por la restrictiva "posición común" que tanto molesta a La Habana desde 1996.

Pero sin duda el acontecimiento por el que Raúl Castro se ha ganado un lugar en la historia, con nombre propio y fuera de la estela de su hermano Fidel, fue el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, después de más de cinco décadas de enemistad.

El histórico giro diplomático de Estados Unidos se anunció el 17 de diciembre de 2014 con sendas comparecencias televisivas desde La Habana y Washington por parte de Raúl Castro y su homólogo Barack Obama, que abrieron una nueva etapa de relaciones sin que en la isla comunista se hayan producido síntomas de apertura política.

Otro de los hitos del mandato de Raúl Castro fue el proceso de excarcelación de presos políticos entre 2010 y 2011 con la mediación de la Iglesia Católica, si bien la disidencia denuncia que con Raúl Castro persiste la represión política en la isla aunque con un formato de "baja intensidad".

De carácter pragmático pero menos carismático que su hermano mayor, el general Castro se ha caracterizado por un estilo de gobierno con pocas pero esperadas intervenciones públicas y discursos cortos con mensajes concretos sin ahorrar duras críticas a la burocracia, el inmovilismo, la corrupción y la pérdida de valores.

Nacido el 3 de junio de 1931 en la finca familiar de Birán, en el oriente de la isla, el menor de los hijos varones del gallego Ángel Castro siguió desde la universidad los pasos de su hermano Fidel en la preparación del movimiento rebelde contra Fulgencio Batista.

Participó en el frustrado asalto de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes (Santiago de Cuba) que marcó el inicio de la lucha contra la dictadura en 1953, estuvo en prisión como su hermano y, tras ser amnistiados, huyeron a México donde los insurgentes prepararon la incursión del yate "Granma".

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, tuvo un papel fundamental como número dos del país desde sus cargos de primer vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros, segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Uno de sus logros más destacados fue convertir al ejército rebelde en unas modernas fuerzas armadas que muchos consideran la institución más estable, respetada y mejor dirigida del régimen y que además de defender al país garantizaron la supervivencia económica de la isla tras el desplome de la URSS en 1989.

El general Castro construyó metódicamente un ejército de "soldados-empresarios" del que surgió una elite militar-gerencial formada en escuelas internacionales que dirige las principales empresas estatales del país y que ha ido aumentando su poder e influencia en lo que algunos analistas llaman "la etapa castrense del castrismo".

Considerado un "forjador de cuadros" y un hombre al que le gusta trabajar en equipo, Raúl Castro tiene fama de organizado y sistemático, un carácter distinto, aunque para muchos complementario, al de su hermano mayor.

Los biógrafos de los Castro relatan que a veces los hermanos tuvieron enconadas disputas, pero en público y de forma oficial nunca se vieron fisuras entre ambos.

Mucho más volcado en la familia que Fidel, Raúl Castro se casó con su compañera de lucha en Sierra Maestra Vilma Espín -fallecida en junio de 2007- con quien tuvo cuatro hijos: Mariela, Nilsa, Déborah y Alejandro.

Su hija Mariela es una de los descendientes de los Castro que ha alcanzado mayor proyección pública en los últimos años al frente del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) por sus reivindicaciones en favor de los derechos de la comunidad homosexual.

Con la desaparición de Fidel, Cuba y su revolución siguen en manos de otro Castro, pero su mandato tiene fecha límite y está marcado por el reto de lograr con sus reformas resultados tangibles para aliviar la complicada situación económica del país.

 
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