La inestable estabilidad
Los partidos llevan la política a la confrontación de personas más que de proyectos

Los diputados de Unidos Podemos Íñigo Errejón y Pablo Iglesias (d) durante un pleno del Congreso / Javier Lopez (EFE)

Madrid
El PP convocó este martes una presentación de sus contenidos sociales. La idea era hablar de nuevas medidas pero resulta revelador que apenas incidieran en sus propuestas. Tampoco tenían mucha novedad. Como si en vez del contenido, la política prefiriera ahora los personalismos que, por supuesto, todos niegan.
Acto de apoyo a Pedro Sánchez -los convocantes lo llamaron cumbre- en el momento en que Sánchez constata que pierde apoyos entre quienes se lo prometieron. Pero aquí nadie enseña sus cartas: ni los de la primera vía, ni los de la segunda, ni los de la tercera si es que la hay.
Se agría el enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Algunos socios de Podemos confían aún en que haya acuerdo, pero no contaban con esta guerra. Contaban, más bien, con una tregua navideña y ya ven. La ruptura alcanza en muchos casos lo personal. Y como todo está en esa clave, hasta Aznar anuncia su reaparición para mediados de enero.
Aunque es verdad que a Mariano Rajoy le basta con mirar cómo se desgasta la izquierda. Intenta el PP atrapar al PSOE, que pugna con Podemos por liderar la oposición. Del bipartidismo hemos pasado a un triángulo político en el que Ciudadanos ha quedado descolocado. Y este panorama es, ahora mismo para Bruselas, uno de los más estables de Europa.




