Marine Le Pen admite su derrota y se posiciona como la alternativa a Macron de cara a las legislativas de junio
La líder del Frente Nacional hace un llamamiento a todos los patriotas para el "combate" con los europeistas y globalizadores
La candidata del Frente Nacional se queda en un 35% de los votos, lejos del 40% que marcó como objetivo
París
La mejor defensa es el ataque y Marine Le Pen no tardó ni cuarto de hora en reconocer su derrota ante el millar de seguidores, en su mayoría cargos electos, que se habían dado cita en un restaurante situado en el Bois de Vincennes, el gran parque del Este de París, para conocer los resultados de las elecciones en Francia. Macron obtuvo un 65% de los votos, frente al 35% que consiguió Le Pen, con una participación históricamente baja de en torno al 75%.
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La candidata del Frente Nacional no dudó en calificar de "resultado histórico", superior al de su padre en 2002 frente a Chirac pero inferior a sus expectativas de derrota. Reivindicó, por tanto, ser la segunda formación más votada y se posicionó como "la fuerza de oposición alternativa". A su juicio, se ha registrado "una descomposición de los partidos tradicionales" que dejan un panorama político dividido "entre europeistas y patriotas". "Estaré en ese combate", anunció y propuso la transformación del Frente Nacional en un movimiento más amplio en el que llamó a estar "a todos los patriotas". Un guiño a una posible alianza electoral con el partido de Nicolás Dupont-Aignan, France Debut, que le acercaría con la derecha soberanista tradicional.
De esta manera, también, Marine Le Pen diluye las disensiones abiertas en la formación por parte de su propio padre y fundador, Jean Marie Le Pen, y su sobrina, Marion Maréchal-Le Pen, contrarios a la estrategia nacionalista y populista que ha dejado en segundo plano temas como el aborto y el matrimonio homosexual y ha borrado el antisemitismo de su argumentario.
Decepción entre los seguidores de Le Pen
Hay decepción entre los seguidores de Marine Le Pen que se han dado cita entre fuertes medidas de seguridad en un antiguo pabellón, ahora restaurante, en medio del Bois de Vincennes. Son unas mil personas, en su mayoría cargos electos, que ya piensan en las legislativas. El porcentaje que le atribuyen las proyecciones difundidas por los principales medios supone menos del 40% que se habían fijado los responsables del Frente Nacional.
Marine Le Pen ha escogido un histórico restaurante en uno de los dos grandes parques que flanquean París: el de Vincennes en el Este. Una zona mucho más popular que la que rodea al de Boulogne en el Oeste. Antiguo pabellón de caza, el Chalet du Lac acoge ahora convenciones, comidas multitudinarias y "tés danzantes" los fines de semana. Se toma el té y se baila a tiempo del Swing y de la Java.
El semblante circunspecto de algunos de sus invitados a su llegada al recinto ya auguraba un resultado poco favorable para la candidata del Frente Nacional que ahora podría enfrentarse a las disensiones abiertas en la formación por parte de su propio padre y fundador, Jean Marie Le Pen, y su sobrina, Marione Marechal-Le Pen, contrarios a la estrategia nacionalista y populista que ha dejado en segundo plano a la oposición a temas como el aborto y el matrimonio homosexual y ha borrado el antisemitismo de su argumentario.