Se acabaron las excusas
Mujeres de todos los ámbitos y profesiones han dado un paso adelante, se han vestido de negro, se han puesto lazos morados, han celebrado asambleas y han tirado unas de otras para decir basta
Se acabaron las excusas. / Juanjo Martín (EFE)
Madrid
La huelga del 8-M está pidiendo a gritos un cambio estructural de la sociedad. La movilización ya es un éxito y un acontecimiento histórico. Ni las convocantes podían esperar semejante repercusión. Mujeres de todos los ámbitos y profesiones han dado un paso adelante, se han vestido de negro, se han puesto lazos morados, han celebrado asambleas y han tirado unas de otras para decir basta.
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Las leyes y las políticas de Igualdad existen, pero hay que cumplirlas. España es el país que más ha avanzado en menos tiempo en garantizar los derechos de las mujeres. Pero no es suficiente. Las expertas afirman que la agenda de la igualdad de género se puede desarrollar con las leyes vigentes. Pero esa igualdad legal encuentra obstáculos en todos los frentes.
Desde hace más de una década hay una ley de Igualdad pero existe brecha salarial y la maternidad sigue penalizando a las mujeres. Muchas grandes empresas carecen de planes de igualdad a pesar de estar obligadas a elaborarlos. Y ahora se proponen nuevos planes, medidas como el currículum ciego y nuevas normas para eliminar con transparencia esa desigualdad retributiva. Leyes que establecen sanciones y multas para que las empresas las cumplan.
Hace catorce años que entró en vigor la ley Integral contra la Violencia de Genero pero hemos necesitado un Pacto de Estado para corregir lagunas, mejorar su aplicación y vencer la resistencia de algunos jueces que siguen concediendo régimen de visitas cuando un padre maltratador no es un buen padre.
España ha avanzado muy poco en políticas de conciliación y corresponsabilidad. La igualdad entra muy lentamente en las casas. Las mujeres siguen dedicando el doble de tiempo que los hombres al cuidado de los hijos y a las tareas domésticas. El Gobierno sigue sin ampliar los permisos de paternidad.
Las jóvenes, con mayor formación y nivel de estudios, se están plantando y no están dispuestas a esperar otros cien años para conseguir la igualdad real. Se han puesto en pie porque están hartas y hoy llenaran las calles con fiesta y reivindicación.
La ola ha desbordado a partidos, sindicatos y al propio movimiento feminista. La huelga y las movilizaciones son ya de toda la sociedad. A los que tienen el poder en los Gobiernos, en las instituciones y en las empresas se les han acabado las excusas para seguir manteniendo una estructura social que no quiere ceder privilegios ni mando.
