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¿Tomar una copa de vino al día es bueno para la salud?

Sometemos a examen junto al dietista-nutricionista Julio Basulto, los supuestos efectos cardiosaludables de esta bebida si se consume "con moderación”

Ser Saludable, con Sara Tabares

Ser Saludable, con Sara Tabares

11:00

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Valencia

“Comer sin vino es miseria y desatino”, “el vino alegra el ojo, limpia el diente y sana el vientre", “a nadie le hace mal el vino, si se bebe con tino”… Estos son algunos de los refranes amparados en la creencia popular que defiende que el consumo moderado de vino es bueno para la salud. Aunque si revisamos el refranero del Centro Virtual Cervantes también nos encontramos con Sapientia vino obumbratur, que este centro traduce como “La sabiduría se enturbia con el vino”.

 Las autoridades sanitarias inglesas han querido acabar con esta idea y han revisado los límites de consumo seguro de alcohol, tras relacionarlo con el cáncer. Han pasado de establecer los limites en 21 unidades de ingesta semanales a 14 (un vaso de 250 ml de vino serían tres). Por otra parte, la OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que 3,3 millones de personas mueren cada año a consecuencia de la ingesta dañina de alcohol.

 Todo esto contrastaría bastante con la costumbre arraigada en muchos países, entre ellos el nuestro, donde el vino forma parte de la dieta mediterránea. Por tanto, ¿es saludable para el corazón consumir a diario una cantidad moderada de vino o cerveza? “No, al menos eso decimos los profesionales sanitarios que no tenemos conflictos de interés. Si tomamos el vino porque nos apetece… perfecto, siempre y cuando no vayas a conducir, no seas menor de edad, no tengas una patología, no estés embarazada… Pero si tomas vino creyendo que está siendo algo positivo para tu salud, es posible que pienses que dos copas serán mejor que una. Eso aumenta el riesgo de padecer diferentes enfermedades, como por ejemplo algunos tipos de cáncer”, admite el nutricionista, Julio Basulto, cuya tesis es defendida en Chronic Diseases and Conditions Related to Alcohol Use, publicado en 2013 en la revista científica Alcohol research: current reviews.

 Hasta hace relativamente poco, investigaciones como Alcohol, hypertension and the cardiovascular system: a critical appraisal, admitían que diez gramos de etanol al día tienen un efecto antioxidante. “Los posibles beneficios suelen provenir de estudios observacionales. Si investigamos a fondo a la gente que toma alcohol con moderación debemos hacerlo de tal manera que podamos saber si de verdad la causa de su mejor salud es atribuible al alcohol o es algo que ocurre a la vez que otros “factores de confusión”. Normalmente las personas que tienen un estatus socio económico o cultural mayor son más proclives a tomar alcohol con moderación”, admite Basulto. Justifican su punto de vista investigaciones como Association between alcohol and cardiovascular disease: Mendelian randomisation analysis based on individual participant data, publicada en BMJ en julio de 2014. Estudios recientes como Patterns of alcohol consumption and health-related quality of life in older adults amplían esta observación a personas mayores, al reconocer que “la escasa relación entre consumo de alcohol y mejora de la calidad de vida desaparecen cuando el seguimiento (del objeto de estudio) se alarga unos pocos años. Por tanto, no puede aconsejarse el consumo de alcohol como fuente de salud”.

 Cerveza y recuperación post ejercicio

 La escena se repite el final de una carrera popular: los runners beben cerveza. ¿Es una bebida correcta para recuperarnos del ejercicio físico?

“Detrás de esto hay un interés comercial tremendo. El consumo elevado de cerveza disminuye la respuesta del organismo a la adaptación necesaria para realizar ejercicio físico. Por ejemplo, el glucógeno que necesitan tus músculos para recuperarse del esfuerzo tarda más en recuperarse después de beber alcohol”, comenta Basulto, coautor del libro Comer y Correr. Artículos científicos como Alcohol: impact on sports performance and recovery in male athletes (revista Sports medicine), muestran la ingesta de bebidas alcohólicas, al nivel consumido habitualmente por los atletas, puede dificultar a la recuperación muscular y afectar a al sistema inmunológico y endocrino.

 
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