El encarcelado Jordi Sànchez se perfila como candidato de consenso entre ERC y JxCat

Este mismo lunes Sergi Sabrià aseguraba ser optimista y pronosticaba que el anuncio oficial del pacto con Junts per Catalunya y la CUP estaba al caer. Un acuerdo que, según el portavoz de ERC, debía servir para legitimar a Carles Puigdemont (no hablaba de investir), y también para tener un Govern efectivo cuanto antes.

Ese pacto va tomando forma, y a falta de los últimos flecos, el encarcelado Jordi Sànchez, en prisión desde el pasado 16 de octubre, se perfila como candidato de consenso del independentismo. La elección del exlíder de la Asamblea Nacional Catalana complicaría la voluntad de ERC de constituir un Ejecutivo efectivo. Sànchez sigue en prisión y se puede enfrentar a una inhabilitación. Según declaraba esta mañana Sabrià, el acuerdo que se está cerrando una investidura en el Parlament, el reconocimiento de Carles Puigdemont y el reparto de las carteras del nuevo gobierno.

La situación judicial de Sànchez

El juez Pablo Llarena, del Tribunal Supremo, decidió el pasado 6 de febrero mantener en prisión provisional sin fianza a Jordi Sànchez, número dos de JxCat sólo por detrás de Carles Puigdemont, al entender que persiste el riesgo de reiteración delictiva. Sànchez lleva en la prisión de Soto del Real desde el pasado 16 de octubre. El magistrado incluso explica que, a lo largo de la investigación, han aparecido indicios "nuevos" de su participación en los hechos.

El expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) había solicitado su libertad al juez después de haber declarado el 11 de enero y haberse comprometido a dejar su acta de diputado en el Parlament si el bloque soberanista volvía a salirse de los márgenes constitucionales en busca de la independencia. El juez Llarena explica que Sànchez "mantiene su ideario soberanista, lo que resulta constitucionalmente válido, pero imposibilita el convencimiento de imposible reiteración delictiva que se tendría respecto de quien profese la ideología contraria", asegura textualmente.

En el caso del número 2 de JxCat, sigue Llarena, "no sólo no ha renunciado a una actividad pública que ha servido de instrumento para la ejecución de los hechos, sino que ha revalidad su compromiso integrándose en una candidatura que proclama el objetivo de restablecer" esa vía unilateral independentista. Eso, añadido a la su participación en la organización de altercados violentos, favoreció "un estallido social y estimularon o asumieron el riesgo de que se expandiera una irreparable reacción villenta contra la convivencia y la organización territorial del Estado".