La directora del colegio de Getafe intentó tapar la agresión a un alumno por parte de una técnico
Lo denuncia la madre de un estudiante del CPEE Santiago Ramón y Cajal que fue testigo de como una trabajadora del centro golpeó y zarandeó a un niño "de forma muy violenta"
Madrid
Mar acababa de dejar a su hijo en el centro. Salía del colegio al mismo tiempo que llegaban los últimos niños que iban en ruta al centro. Ocurrió hace un año. Mar pudo ver como una de las monitoras que los acompañan agredió a uno de estos niños. "Lo tenía agarrado por la muñeca y el niño le estaba dando pataditas, no en plan agresivo ni nada, simplemente pataditas en el pie. De repente, la técnico le pegó en el hombro, le zarandeó y en un tono muy alto le empezó a gritar", recuerda Mar. "Cada vez que pienso en ese momento se me pone el cuerpo malísimo. Me quedé en shock. No podía creer lo que estaba viendo", relata esta madre. Mar no puede olvidar aún, pasado el tiempo, la cara de ese niño, de unos 11 o 12 años. "El niño no hizo nada porque además es no verbal, dentro del espectro autismo está afectado, y no hizo nada. Su cara de no hacer nada hizo que se me cayera el alma a los pies".
Más información
Mar no dejó pasar aquella escena y puso los hechos en conocimiento de la presidenta del AMPA de este centro que le aseguró que se iba a encargar de hablar con la directora y le prometió discreción. Para sorpresa de esta madre, a la semana siguiente, la misma persona se volvió a comunicar con ella para explicarle que había hablado no solo con la directora, también con la técnico y con el responsable de la ruta escolar que en ese momento también se encontraba allí. "Me dijo que había hablado con todo el mundo y que había sido una mala interpretación mía, que la técnico le pidió un beso al niño y como no quiso le dió un poco en el hombro", relata Mar, asombrada por la tergiversación que le llega de la historia de la que fue testigo en primera persona.
Más adelante, la directora del colegio la convocó a una reunión. Un encuentro al que asistieron también, según Mar, el equipo directivo al completo y la presidenta del AMPA. "En esa reunión la directora me trata fatal, se pone a gritarme y a decirme que soy una mentirosa", cuenta esta madre. La directora le dijo que estaba muy enfadada por lo que estaba pasando. "El objetivo de esa reunión era que yo dijese que había sido una mala interpretación mía", explica, "les dije que no iba a mentir y que iba a seguir adelante con el proceso".
Fue entonces cuando se dirigió por escrito a la inspección educativa para informar de todo lo ocurrido. Aunque, también para su sorpresa, la inspectora cuando la recibe en su despacho le dice que su denuncia no es válida porque la ley marca que las competencias para resolver un problema en el centro son de la directora. "La inspectora me dice que no se me da credibilidad porque no fui directamente a la directora", asegura esta madre. La resolución final llegó al poco después aunque a Mar se la hizo llegar por correo la dirección del colegio, "y no entera porque la contrasté con la de la madre del niño". Básicamente esa resolución decía que no podían hacer nada porque no había pruebas fehacientes.
La "sala blanca"
Esta madre es consciente de los problemas que arrastra este colegio porque también los ha vivido con su hijo. No puede asegura que haya sufrido maltrato por parte del personal pero sí que ha tenido problemas por la atención que se le ha dado. "Mi hijo tiene autismo y ha tenido puntualmente problemas de conducta y ellos no han sabido trabajar con él", asegura. "En las reuniones me decían que no sabían cómo tratarlo". Pone como ejemplo la asistencia a las actividades fuera del centro que organiza este colegio. "En la primera salida que hizo con su tutora me dijo que era imposible ir con él porque se intentaba escapar y que no iba a llevarlo porque no podía estar pendiente solamente de un niño", asevera esta madre. "Yo le dije que pidieran recursos si no los tenían".
Sobre la famosa "sala blanca", así la llaman las familias del centro, en la que se encierra a los menores que sufren algún brote de forma puntual, y que varias familias han denunciado que vulnera los derechos de los niños, Mar recuerda que la vio cuando fue a visitar el centro antes de matricular a su hijo allí. "Las paredes no estaban acolchadas. Me dijeron que la idea era poner un proyector y música pero cuando yo la vi no tenía nada. Estaba vacía y pintada de blanco, no tenía nada más", explica Mar. Esta madre no entiende por qué la Consejería de Educación aún no ha apartado a las profesoras imputadas por malos tratos a un alumno del colegio.