Economia y negocios

Delincuentes de narices

Desmantelan una red que falsificaba vino de alta gama, especialmente de la Ribera del Duero

Vino falsificado / Guardia Civil

Peñafiel

La Guardia Civil ha desmantelado una red de falsificación de vino que utilizando caldos de una denominación de origen los hacía pasar por otros de la misma procedencia pero de una gama muy superior, llegando a cobrar hasta 1.900 euros por botellas que habían adquirido por apenas 20 euros. Entre las marcas utilizadas se encuentran varias de la Denominación de Origen Ribera del Duero como Pingus, Flor de Pingus y Vega Sicilia. En el marco de la denominada operación “Tag” la Guardia Civil ha detenido a cuatro personas e investiga a otras tantas por los mismos hechos que podrían ser constitutivos de delitos de pertenencia a organización criminal, contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitale.. Según explica El País la investigación se inició el pasado mes de octubre, a raíz de una denuncia presentada en la localidad de Navalcarnero por el responsable de una prestigiosa bodega. En ella manifestaba sus sospechas sobre la venta de botellas de su marca a través de una página web. Este directivo denunció que la producción de algunas añadas era muy reducida y que, pese a ello, había un gran número de botellas en determinados restaurantes y páginas de Internet: sospechaba que buena parte eran falsas.

En la operación se han realizado seis registros de manera simultánea en las provincias de Madrid, A Coruña y Málaga, en domicilios de los principales responsables de la red, en un restaurante y una nave.

En los registros los agentes han encontrado más de 1.600 etiquetas falsificadas de diferentes marcas, sellos, tampones, troqueladoras, moldes, planchas metálicas, etiquetas, 28 botellas de vino falsificadas y cajas de embalaje de madera a nombre de una de las empresas perjudicadas. El modus operandi comenzaba con la localización de un vino con propiedades similares y de la misma denominación de origen que los que falsificaban. El presunto cabecilla de la trama organizaba catas con clientes para identificar los vinos más parecidos a los que querían falsificar. Luego los adquiría pero a un precio mucho más económico que el auténtico para después distribuirlos en formatos de botellas y tapones de características similares. Las etiquetas las adquirían en una imprenta de A Coruña también investigada, aunque la organización disponía de un taller con sistemas informáticos avanzados. Una vez finalizado el proceso de falsificación la venta y distribución del vino se llevaba a cabo, en parte a través de restaurantes aunque la forma más habitual era mediante un portal especializado en vinos

Según las investigaciones llevadas a cabo esta banda llego a vender más de 1.500 botellas de vino falsificadas desde el año 2014, que podrían haber reportado beneficios de más de millón y medio de euros.

La Guardia Civil garantiza que no existen botellas falsificadas actualmente en el mercado, pero la investigación aún no está cerrada y las falsificaciones pueden ser más.

 
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