No olvidemos a esas mujeres

Madrid

Los organismos internacionales de salud pública no son capaces de calcular cuántos casos de microcefalia se pueden producir en los próximos meses en todo el mundo, muy especialmente en América Latina. En cualquier caso, se trata de cifras muy elevadas. El gobierno brasileño, por ejemplo, ha informado de que en noviembre pasado se habían detectado 1.200 casos y que en la primera semana de febrero eran ya 3.900.

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Lo primero es luchar contra el mosquito que transmite el virus que provoca esa terrible enfermedad. Pero lo segundo es ayudar a las mujeres a impedir los embarazos de riesgo facilitando el acceso masivo a anticonceptivos y en los casos en lo que ese fatídico embarazo ya se ha producido, autorizando abortos terapéuticos en las primeras semanas a quienes así lo deseen, tal y como aconseja la ONU.

Es evidente que, como explica la directora del Centro de Salud y Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, son las mujeres pobres, adultas y adolescentes, que viven a menudo en condiciones insalubres, que no tienen educación sexual ni pueden decidir cuando tienen relaciones sexuales porque están sometidas a un enorme machismo, las que van a sufrir las peores consecuencias de esta epidemia, sin ningún tipo de ayuda. La influencia de las iglesias católica y evangélica, que siguen siendo muy grandes en América Latina y que siguen siendo ferozmente opuestas a los métodos anticonceptivos, agravará todavía más la tragedia. Hagamos un esfuerzo para no olvidar a estas mujeres, para hacerlas visibles y para ayudarles a reclamar sus derechos en un momento tan terrible.