Trump: crónica de un año de locos
Los temores de principios de 2017 estaban justificados
Madrid
Este sábado se cumple un año del inicio de la mayor tormenta política de Estados Unidos desde el 'Watergate': la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Así describe Michael Wolf -autor del libro 'Furia y fuego' sobre el primer año del magnate como presidente- lo que en su opinión significaba la investidura de Trump. 364 días después, tanto esa descripción como el título del libro, se antojan irrebatibles.
El 20 de enero de 2017 Trump juró su cargo en Washington. Eran muchos en Estados Unidos los que no se creían que estuviera pasando algo así. Esa noche, en su monólogo, Stephen Colbert, el presentador estrella del programa nocturno de la CBS, bromeaba así: "Si os estáis despertando de un coma, mal momento. Para empezar, Donald Trump ha sido investido presidente de Estados Unidos. Lo sé, lo sé, lo sé. Escuchad, escuchad, nosotros estamos tan confundidos como vosotros y hemos estado despiertos todo este tiempo". Colbert terminó esa noche su monólogo diciendo: "ya echo de menos a George Bush".
Los temores de principios de 2017 estaban justificados. Su populismo no tardó en empezar a convertirse en decisiones políticas. Lo primero que hizo fue imponer un veto migratorio a media docena de países musulmanes que fue parado por los tribunales y al que a día de hoy le sigue dando vueltas porque cada paso que da, se lo frena la justicia. También se salió del acuerdo de París contra el cambio climático que había firmado Obama.
Además está renegociando el acuerdo comercial con Canadá y México y sigue empeñado en construir el dichoso muro aunque todavía no haya logrado poner ni un ladrillo. En este primer año, Trump ha ordenado su primer bombardeo aéreo. Ha sido en Siria como respuesta a un ataque químico contra población civil. En cambio, ha creado un incendio en Oriente Próximo reconociendo Jerusalén como capital de Israel. Y también ha amenazado con destruir Corea del Norte con fuego y furia como el mundo nunca ha visto.
Aparte de Corea del Norte, el terrorismo internacional ha sido uno de sus argumentos favoritos este año. Cada atentado que se ha producido en el mundo, lo ha utilizado para defender sus tesis y, si no lo había, se lo inventaba, como aquel día que habló en un mitin de "lo que había pasado en Suecia". "¡En Suecia! ¡Quién lo iba a creer, en Suecia!". En Suecia no había pasado nada. Eso sí, cuando la tragedia es en casa, como en la masacre de Las Vegas, el problema nunca es el exceso de armas en Estados Unidos. De hecho, menos mal que había gente disparando en dirección contraria, como dijo tras la matanza de Texas de noviembre.
En este año, Trump también ha hablado de España para decir que es un gran país y que espera que siga unido. Lo repitió dos veces delante de Rajoy en plena crisis de Cataluña para que no quedaran dudas.
Su batalla diaria
El presidente estadounidense ha tenido innumerables líos y cambios en su equipo. Tiene un enfrentamiento encarnizado con los grandes medios, como la CNN o el New York Times, de los que dice que no cuentan más que mentiras. Tampoco ha podido conseguir acabar con el programa sanitario Obamacare, así que uno de los pocos logros que ha podido vender es el mayor recorte de impuestos de la historia de Estados Unidos. Algo realmente especial, según dijo.
Pero, precisamente la falta de financiación puede ser el primer problema para Trump de este 2018. Salvo acuerdo de última hora, se enfrenta hoy mismo a lo que se denomina "cierre de Gobierno", es decir, que no hay dinero para financiar los servicios públicos. Aunque, sin duda, el mayor nubarrón que acecha a Trump es la investigación sobre sus vínculos con Rusia que debe concluir a finales de este año.
Otra de las posibilidades que se esgrimen para apartar a Trump de la Casa Blanca antes de 2020 es su salud mental. Esta semana se han publicado los datos del reconocimiento médico que se le ha hecho. El resumen es que está bien aunque tiene sobrepeso. Pesa 108 kilos, mide 1,90, tiene 223 de colesterol (un poco alto) y es muy sedentario. El test cognitivo salió bien. Acertó 30 de 30. Hizo pleno. También es verdad que el test consistía en repetir una lista de palabras, identificar fotos de animales como un león o un camello y dibujar un cubo o un reloj con una hora determinada. El doctor que le ha hecho el reconocimiento es el mismo que supervisó a Obama y goza de gran prestigio, aunque algunos expertos consideran que el test que se le hizo es muy básico y que habría que hacer una detallada evaluación neuropsiquiátrica para conocer de verdad su salud mental.
Miguel Á. Muñoz Encinas
He trabajado en todos los programas informativos de la SER (Hoy por Hoy, Hora 25, Hora 14, boletines...