España, a la cola en gasto público

Ya estamos en abril, comienza el último trimestre de curso. Y, como los malos estudiantes, hemos dejado todo para los exámenes finales.

Mañana llegan al Congreso los Presupuestos Generales del Estado, cargados de guiños del gobierno a los indignados por el reparto desigual de la crisis, pero guiños solo a sus potenciales electores, a los que pierde en dirección a Ciudadanos. Pero, ¿qué hay detrás del mareo de cifras que sufriremos mañana?

Hoy la SER les cuenta que el acuerdo presupuestario que Cs vendió a bombo y platillo la semana pasada rebaja notablemente el gasto público que el propio Rivera pactó con Rajoy en el pacto de investidura. Ahí van algunos ejemplos,.

En el acuerdo de investidura figura que en 2018 invertirían 1.560 millones de euros para combatir la pobreza infantil. Pues de 1.560 millones, el proyecto final que llega al Congreso y que han pactado los dos partidos lo rebaja a 350 millones. 1.210 millones menos.

Para el apartado de gratuidad de libros de texto, el acuerdo de investidura contemplaba 350 millones este año, el pacto presentado esta semana, destina 50.

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Para los permisos de paternidad, que Ciudadanos se atribuye porque le ha arrancado al PP una semana más, sí una semana más, pero la cifra de dinero real destinada a esa ampliación del permiso es de 600 millones de euros menos del previsto.

España está ya a la cola de la zona euro en gasto público e ingresos fiscales, sí, en el furgón de cola pese a ser la economía que más crece. Y ahí, en el furgón de cola nos dejan los presupuestos que presenta el PP y apoya Ciudadanos.

Dado que las mayorías absolutas y relativas han pasado a la historia, ¿hay dos partidos españoles capaces de ponerse de acuerdo para cambiar esa realidad presupuestaria que condiciona el futuro de todo el país? Si no en esta, sí en otra legislatura. Quizás podamos comprobarlo en el debate de las cuentas públicas cuando llegue.

Segunda asignatura pendiente: Cataluña. El PNV lo ha vuelto a dejar claro, no habrá apoyo a los presupuestos mientras haya 155. Y para que deje de haber 155, para que haya gobierno en Cataluña, tienen que ponerse de acuerdo los tres partidos independentistas, que hoy por hoy sólo parecen de acuerdo, sólo tienen como factor de cohesión, la oposición a las actuaciones del juez LLarena. Mañana tendremos la primera pista de si la justicia alemana extraditará a Puigdemont y estos días que han pasado dejan una temperatura ciudadana peligrosamente alta. Mucha acritud, mucho envenenamiento en las redes sociales y en la calle, pocos puentes, mucha voladura y ausencia de política en Barcelona y en Madrid.

Esta semana también Cristina Cifuentes tiene que acudir a la Asamblea de Madrid. 15 días después de estallar el escándalo, la presidenta no ha despejado ninguna de las dudas fundamentales sobre su Máster. No ha dado explicaciones públicas dignas de ser llamadas así. Convertir el pleno de la asamblea este miércoles en un embarrado "y tú más" puede ser una tentación para ella, pero dejará a la Comunidad madrileña en tiempo basura de aquí a las elecciones. Y falta más de un año.

Es abril, el mes más cantado por los poetas, vamos camino del verano, los días son más largos, y apetecería la verdad un poco de optimismo. Ya nos gustaría, ya.