Ferran Adrià no añora cocinar
El chef ha reabierto elBulli por un día, en Madrid y para un grupo elegido de ocho comensales
Madrid
No echa de menos crear platos porque su trabajo al frente del Bullilab le parece más emocionante, pero al mismo tiempo recuerda que ha seguido colaborando con los proyectos de su hermano Albert en Barcelona (Tickets, Hoja Santa, Pakta) y anuncia “algo que no se ha hecho nunca” para este verano, en Ibiza y junto al Circo del Sol.
Después de más de tres años sin ponerse una chaquetilla, Ferran Adrià ha reabierto elBulli por un día en Madrid. “Cuando ahora veo lo de los restaurantes pop-up… ¡En los 80 y los 90 ya lo hacíamos!”, señala. “Yo vine muchas veces a cocinar a hoteles madrileños. Una semana o dos. Quizás no en los últimos años de elBulli, pero antes sí”.
La efímera reapertura del restaurante de Cala Montjoi tuvo lugar el pasado jueves en el espacio Fundación Telefónica de Madrid, que acoge hasta marzo la exposición ‘Ferran Adrià. Auditando el proceso creativo’. ¿Los comensales? Ocho personas previamente seleccionadas por su interés en el tema. ¿Y el motivo? La grabación de un documental que pronto emitirá Paramount Channel.
Aunque sobre la mesa preparada para la cita se habló mucho más de lo que se comió, Ferran Adrià sí ofreció algunos platos de elBulli: espuma de humo, pan con mantequilla, espray de dry martini, láminas de trufa servidas en copa de vino… Grandes hits del restaurante de Roses (que ninguno de los invitados había probado antes) sobre los que Adrià se apoyó para disertar porque la comida privada era, en realidad, una charla ilustrada con cuchillo y tenedor.
“Para crear platos, ¿hay que ser 100 % libres o tener en cuenta los gustos del comensal?”. El chef de L'Hospitalet de Llobregat se acercaba a la mesa regularmente y dejaba caer alguna que otra pregunta para estimular la reflexión de los comensales o, directamente, compartir con ellos sus ideas.
Carmen Mora, una de las participantes en #ComerConocimiento, aseguraba después de la charla que había vivido "algo único, la mejor lección de creatividad" que podrían haber recibido en el mundo. E Inés Hernández, que también se sentó en la mesa, añadía que "el humo, sin ser lo más sabroso", le había suscitado muchas preguntas.
Para acabar de convencer, Ferran Adrià les recordó que por elBulli habían pasado miles de personas, pero que de esa comida-charla sólo habían podido disfrutar ellos ocho. Quien más había gozado, de todas formas, había sido él mismo él mismo: "Los ojos de la gente son los mismos que veía en elBulli en el 96. Eso ha sido lo más brutal".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...