El PSOE se aferra a Ciudadanos para taponar las expectativas del PP
Los socialistas cuentan con que el rey no haga encargo a ningún candidato "de momento" y, pese a querer mantener la iniciativa para formar gobierno, no cambian su estrategia con respecto a Podemos
undefined
Madrid
Tres días después de la investidura fallida de Pedro Sánchez, el PSOE tiene una prioridad: seguir teniendo la iniciativa pese al fracaso del primer intento. De ahí parte la decisión de Ferraz de amarrar el apoyo de Ciudadanos e incorporar al partido de Albert Rivera en todas las negociaciones, intentando taponar las posibilidades del Partido Popular. Se trata de multiplicar los efectos políticos de la raquítica suma obtenida tras la negociación del último mes: sea mucho o poco, en el PSOE repiten casi a coro desde el viernes que el bloque de PSOE y Ciudadanos cuenta ya con 131 votos (cuentan ahí el de Coalición Canaria), frente a los 122 del PP.
Entre los socialistas son mayoría los que opinan que Felipe VI no va a proponer a ningún candidato "de momento" así que, cuando conozcan el resultado de la audiencia con el rey de este lunes del presidente del Congreso, Patxi López, los equipos negociadores de PSOE y Ciudadanos, juntos, buscarán la negociación con el resto de partidos.
Más información
- Dos meses y medio de consultas, acuerdos, desencuentros y una declinación
- Las heridas abiertas
- César Luena: "Podemos ha traicionado a sus votantes"
- Sergio Pascual: "Es sorprendente que Sánchez necesite a Ciudadanos de escudero"
- IU no acepta compartir mesa ni acuerdos con Ciudadanos
- Andrea Levy: "Rivera es el número 2 de Sánchez"
El PSOE, por tanto, no cambia de estrategia para atraer a Podemos, que es realmente la formación que puede darle la mayoría suficiente a Pedro Sánchez si logra mantener viva su hoja de ruta para ese gobierno transversal, a izquierda y derecha, que ha intentado fraguar en la última semana. El PSOE se mantiene en sus trece, según fuentes socialistas, porque ese acuerdo que rechaza Pablo Iglesias ha sido refrendado por la militancia en la consulta del 27 de febrero, de forma que la dirección federal no puede desdecirse ahora de ese documento, es más, su estrategia pasa por ampliarlo y enriquecerlo pero sin moverse del espíritu negociado con Ciudadanos. Hay otra gran razón para el PSOE se aferre a ese pacto como su principal asidero para poder mantener la iniciativa: no se fía de Podemos.
Con la mirada puesta en el 26J
Si para algo ha servido la sesión de investidura y los argumentos de Pablo Iglesias en la tribuna es para que en el PSOE se extienda esa opinión que al principio solo defendían algunos barones críticos y que en Ferraz pensaban que era fruto de las circunstancias territoriales de cada uno de ellos. Ese análisis que hizo, por ejemplo, el extremeño Guillermo Fernández Vara en el Comité Federal del 30 de enero (y que ahora comparten muchos en Ferraz) pasa por dar por hecho que Podemos no tiene intención de alcanzar un pacto de gobierno sino de ocupar el espacio político del PSOE, aprovechando la situación de ingobernabilidad para aumentar sus expectativas electorales. En cualquier caso, también se ha extendido en el PSOE la idea de que los discursos de Iglesias en la tribuna del Congreso y el sentido del voto de Podemos están "desgastando" las posiciones de la formación morada. De ahí que, pese a la escasa confianza en una negociación de contenidos que llegue a buen puerto, en el PSOE no descartan que Podemos termine por decantarse por la abstención a medida que aumente la presión.
En este escenario, en el PSOE insisten en que todos los movimientos que se hagan serán respetando ese acuerdo con Ciudadanos, confiando en que, con el reloj en marcha y las encuestas en contra, Podemos cambie de planteamiento. Pero, sobre todo, lo que va a evitar el PSOE es cualquier movimiento de riesgo que le perjudique ante una posible repetición de las elecciones el 26 de junio, que son una hipótesis con la que la dirección federal viene trabajando desde el principio de este proceso.
De hecho, Ferraz va a activar una nueva campaña con colectivos sociales que va a volver a protagonizar Pedro Sánchez pero también los diputados y senadores en sus territorios. Será un planteamiento similar al de la ronda de contactos con organizaciones que hizo el líder socialista cuando recibió el encargo del rey para dar a conocer el documento del PSOE para negociar, pero ahora poniendo sobre la mesa el texto pactado con Ciudadanos.
El calendario interno, en el aire
Hay otra decisión que el PSOE tiene que abordar en las próximas semanas tras la investidura fallida de Pedro Sánchez: qué hacer con el calendario interno del Congreso ordinario del partido. El Comité Federal convocó las primarias para elegir el secretario general el 8 de mayo, de forma que el proceso interno se activaría a mediados de abril, fecha en la que, posiblemente, aún esté por despejar la gobernabilidad del país. Pedro Sánchez aseguró este domingo en una entrevista en El País que cualquier decisión para modificar esa fecha se hará por consenso y un portavoz oficial de Ferraz ha asegurado a la Cadena Ser que en la reunión de la Comisión Permanente de la Ejecutiva Federal de este lunes no se va a abordar cualquier propuesta de modificación. "Será por consenso con los territorios", aseguran en Ferraz.
La fecha del cónclave socialista fue el caballo de batalla del Comité Federal del 28 de diciembre, el primero tras las elecciones, cuando los barones críticos querían que no se retrasara para abordar cuanto antes el debate sobre el liderazgo del PSOE. Terminó siendo convocado por el mismo órgano el 30 de enero después de una reunión con los responsables de organización territoriales del partido en la que no hubo acuerdo sobre la propuesta de Ferraz. La cúpula federal, finalmente, admitió modificar su fecha y salió adelante el calendario vigente. Cedió, sobre todo, para evitar una votación que debilitara las posiciones del secretario general del PSOE a dos días de verse con el rey porque aseguran fuentes socialistas que la dirección federal ni tenía certeza de poder ganarla ni quería que se visualizara la división del partido. Desde entonces siempre han insistido en Ferraz que ese calendario estaría afectado por los tiempos de la investidura.