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Rakel Cernicharo: ganadora de Top Chef y menús a 20 euros en Valencia

Antes de convertirse en la cocinera de su propio restaurante, pasó por una escuela del Opus y por una casa okupa

Top Chef es un 'talent show' de cocina producido por Boomerang para Antena 3 y la valenciana Rakel Cernicharo, de 32 años, sucede a los tres vencedores anteriores: Begoña Rodrigo (2013), David García (2014) y Marcel Ress (2015). / A3

Top Chef es un 'talent show' de cocina producido por Boomerang para Antena 3 y la valenciana Rakel Cernicharo, de 32 años, sucede a los tres vencedores anteriores: Begoña Rodrigo (2013), David García (2014) y Marcel Ress (2015).

Madrid

Rakel Cernicharo, la ganadora de la cuarta edición de Top Chef, estudió cocina en una escuela del Opus, pero es atea. Y no ha hecho ningún stage en restaurantes de prestigio. En vez de eso, pasó una temporada como okupa en Londres trabajando en una tienda de platos veganos para llevar. Anoche casi dos millones de personas vieron cómo batía en la final a un duro contrincante con estrella Michelin, Víctor Gutiérrez, y al rato, según cuenta, empezaba a ver como su restaurante de Valencia, Karak, se llenaba de "gente en pijama" con ganas de felicitarla.

¿Te imaginabas que podrías ganar?

La verdad es que no. Nunca he ido con esa idea. Al principio no me sentía cómoda porque no esperaba encontrarte con todas esas tensiones, ¡pero al final ya no quería irme!

¿Cuál era tu objetivo inicial?

Disfrutar y vivir la experiencia. No fui para posicionar mi negocio porque el restaurante funciona bien desde hace 10 años, hasta con lista de espera los fines de semana. Pero quería vivir desde dentro lo que siempre había visto por la tele.

¿Es distinto verlo que vivirlo?

¡Totalmente! Además es muy impactante volver a casa y ver el el trofeo al lado de la tele apagada... ¡Cómo puede ser!

¿Qué llevaba la ensalada con la que ganaste la final?

Un gel texturizado de guisantes, espinacas y habas; migas con pimentón de la Vera ahumado suavemente; una esferificación directa de miel; caviar de trucha; varios tipos de tomate escalfados y confitados; unas cebollas francesas minúsuculas a baja temperatura y a la llama con espuma de sardina ahumada; ventresca de atún marinada; sardina a 60 grados; uva; botánicos como el romero y algunas flores; varios germinados...

¿Te sientes reconocida en la imagen que Top Chef ha mostrado de ti?

¡Sí, totalmente! Tanto para lo bueno como para lo malo. Tengo muchas cosas que mejorar como persona. He llorado todas las veces que se ha visto y alguna más, y también me he puesto nerviosa muchas veces. ¡Soy así!

¿Qué vas a hacer con el dinero del premio?

De momento no lo voy a tocar, pero seguro que acabo invirtiéndolo en el negocio. Siempre he invertido ahí lo que he tenido. Es lo vital y necesario.

¿Por qué decidiste hacerte cocinera?

Ya hacía potingues desde pequeña y le cocinaba a mis muñecas... Con 12 o 13 años ya hacía mis cositas y a los 14 tuve mi primer accidente fatal, con quemaduras de tercer grado. Al llegar a los 18, había estudiado canto y empecé Bellas Artes, pero me di cuenta de que mi vocación era la cocina y pensé que no había un arte mayor a la cocina. Algo que lo resumiera todo...

¿Por qué tu restaurante se llama Karak?

Hace referencia a Casa Raquel. En Valencia siempre se habla de Ca Manolo, Ca Nano... Y le puse las kas para representar esa forma mía, un poco más radical. Luego, al querer registralo, descubrí en Google que Al Karak es una pequeña ciudad de Jordania y que el nombre significa fortaleza... ¡Es varias cosas!

¿Lo de las kas tiene relación con tu pasado como okupa?

Sí, un poco. ¡Fue una experiencia brutal! Estuve trabajando en cocinas veganas y macrobióticas, y la verdad es que me marcó mucho. Era una 'close factory' que estaba enfrente del Arsenal Holloway Road. Vivíamos allí 30 personas y solo teníamos una ducha. Cada vez que quería ducharme, me llevaba el desinfectante...

¿Cómo acabaste allí?

Tengo familia en Inglaterra, así que ya iba mucho de pequeña, pero justo tenía una amiga en Londres y le pedí que me buscase algo de trabajo porque quería ir a vivir la experiencia. Me consiguió un puesto en una tienda de productos bío y me encargaba de preparar la cocina del 'take away'. Pase allí tres meses y, luego, otros dos años yendo y viniendo.

¿También has vivido en alguna casa okupa en España?

No, pero es que aquí es otra cosa. La okupación en Europa es otro mundo. Está más permitida y legalizada. No es vivir en una chabola... Y no digo que en España sea eso, pero aquí está mal visto.

No has hecho ningún 'stage' en grandes restaurantes. ¿Dónde estudiaste?

En Altaviana. Una escuela del Opus que me buscó mi padre...

¿Eres del Opus?

No, no, ¡qué va! Soy atea...

Has ido de un lado al otro...

Sí, pero porque no niego nada y me gusta vivir experiencias. La de Altaviana fue genial y conservo la relación con muchas chicas de la escuela. ¡Nos apoyamos un montón! No es tan cerrado como parece. El respeto es la base de todo...

Tienes un menú ejecutivo de menos de 20 euros...

¡Sí! Cuatro platos por 20 euros, sí. Pero también tenemos otro de seis pasos por 25 euros y uno de 10 por 32. ¡Está muy bien! Le puede gustar al que va a comer a restaurantes con estrella Michelin, y también a la gente de a pie. ¡Eso es lo bonito!

¿Te da más satisfacción ver a un cliente con pintas de currela?

¡Sí! Y sobre todo me da satisfacción que me digan que pueden aceder a mí. Yo prefuiero llegar a más gente. Me gusta mi trabajo y no pretendo jubilarme con los bolsillos llenos. Prefiero ver a la gente disfrutar y apasionarme. Pero me gustan ambas cosas. Acceder a esas dos partes de la sociedad es la clave.

¿Cómo definirías tu cocina?

¡Cocina creativa! Donde hay imaginación, a veces no hacen tanta falta las técnicas. Pero también me gusta mucho la intensidad del sabor o la fusión, y le pongo mucho amor.

¿Ya se ha notado el efecto Top Chef?

Empezó a notarse hace un tiempo y ahora ya estamos totalmente saturados. Ya teníamos lista de espera los fines de semana, cuando empezó el programa fue la locura y ahora ya estamos totalmente saturados. ¡Vamos a tener que meter un nuevo sistema de gestión de reservas! ¡Es una pasada!

¿Ya has hablado con Begoña Rodrigo? Las dos sois mujeres, de Valencia... ¡y habéis ganado Top Chef!

Aún no, pero sí, tenemos una cita pendiente. Además ella fue una de las personas que me recomendó.

¿Y con algún otro ganador? Por saber cómo gestionar la fama...

Pues no, la verdad. Pero quiero llevar mi propio camino.

¿Has detectado machismo en la profesión?

¡Sí, claro! Se nota mucho enlas relaciones. En las barreras que te ponen. No consigues acceder a ese gran grupo de hombres cocineros. Tienes que demostrar el triple para que te abran las puertas... La cocina es muy dura, pero bueno, también tiene muchas cosas buenas. Y a las mujeres les paso lo mismo en muchos otros ámbitos...

¿Conoces el concepto sororidad? Va sobre la solidaridad entre mujeres...

¿Entre mujeres? El tema está jodido... Tenemos que ayudarnos mucho más. Partimos de imposiciones de nuestras abuelas. Gestos cotidianos... ¡Tenemos que identificar todas esas pequeñas cosas!

¿Sueñas con estrellas Michelin?

Es una meta a conseguir, pero de momento no. Mi prioridad es llegar a todo el mundo.

Si tuvieras que recomendar tres restaurantes de tus compañeros de Top Chef, ¿cuáles serían?

Arume, el de Manu en Barcelona: el sitio es un poco pequeño pero la cocina está muy rica. En alguno de los que está montando Richard también vas a comer y a beber genial porque tiene buen gusto y es muy malagueño todo. En Madrid, Marcano, ¿por qué no? Tiene una sección de tapas con una gran relación calidad/precio. Y hay que ir a probar la cocina de Víctor, ¡claro que sí! Es un buen cocinero.

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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