Juicio al chivatazo de la Púnica: "Tiene una pinta mala, mala"
La Audiencia Nacional enjuicia esta semana a Francisco Granados y a dos guardias civiles, acusados de advertir al empresario David Marjaliza de que estaba siendo investigado y estar a punto de dar al traste con la investigación de la UCO
Madrid
"Tiene una pinta mala, mala". El que habla es Francisco Granados y acaba de enterarse de que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le pisa los talones. Este martes arranca en la Audiencia Nacional el juicio contra el que fue mano derecha de Esperanza Aguirre y los dos agentes que supuestamente le alertaron de la existencia de una investigación en torno a su socio, David Marjaliza: la Fiscalía pide condenas de tres años de cárcel para cada uno.
En el banquillo de los acusados, tres personas: Francisco Granados, el supuesto autor del chivatazo José Manuel Rodríguez Talamino y el enlace entre ambos, José Luis Caro Vinagre, conocido también por su supuesta implicación en el espionaje político en la Comunidad de Madrid. La Fiscalía acusa a los tres de un delito de violación de secretos con grave daño para la causa pública en la avanzadilla de una trama acusada de corromper a funcionarios, alcaldes y concejales de una decena de ayuntamientos.
Una violación de secretos que arrancó en las fiestas de Valdemoro del año 2014: Talamino, agente de la UCO, se acercó primero a Caro Vinagre y después al propio Granados para confesar que él mismo había instalado un dispositivo de vigilancia frente al cuartel general del empresario David Marjaliza en Pinto para fotografiar y grabar a todo aquél que entrase y saliese de su despacho. A partir de ahí, en los próximos días Francisco Granados indagó todo lo que pudo, con hasta cuatro encuentros en días siguientes, incluido uno en su propia casa, avisando por el camino al propio Marjaliza.
<p>El Ministerio Público pide condenas de 3 años de cárcel para Granados, Talamino y Caro Vinagre por el chivatazo</p>
Un tráfico de información en el feudo de Francisco Granados y David Marjaliza que juez y fiscales han documentado, sobre todo, con llamadas intervenidas. "Me llama el señor Granados, y en la puerta de mi casa me comenta que 'Tala' le ha contado que han puesto unas cámaras y unas medidas de seguridad", reconoció Caro Vinagre ante el juez, todavía como testigo. "Tiene una pinta mala, mala, malísima", dijo Granados en una llamada intervenida.
"Lo que más me ha dolido"
Las supuestas traiciones de este calibre no se toman a la ligera en el entorno de la Unidad Central Operativa, y la fiscal del caso fue incapaz de ocultar su indignación durante el interrogatorio de Talamino en octubre de 2014: "Lo he vivido en tiempo real, y es lo que más me duele de esta información", le dijo.
"Lo que más me ha dolido de esta información"
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Durante varios minutos le preguntó por su papel e implicación en la UCO y en las operaciones. "¿Es consciente de lo que puede suponer pasar una información, y la decepción para la gente que lleva tantas horas trabajando”, le pregunta. Finalmente, el agente reconoció que “me parece un golpe muy bajo”.
El "centro neurálgico" de Marjaliza
Los investigadores tienen claro que el edificio de la localidad madrileña de Pinto que vigilaban día y noche desde un vehículo cercano era la clave de la trama Púnica: el "centro neurálgico de los negocios de David Marjaliza", explica el escrito de la Fiscalía, asegurando que era desde ahí desde donde "dirigía sus corruptos negocios". En ese edificio Éboli "era donde se reunía con funcionarios, políticos y colaboradores y donde se pagaban numerosas comisiones", y donde también destruyó buena parte de las pruebas cuando supo que la UCO le seguía los pasos.
<p>La fiscal del caso se declaró "dolida" por el chivatazo del que acusa a un agente de la UCO</p>
Con Marjaliza y Granados en alerta constante y ocultando su patrimonio y destruyendo pruebas, la investigación se complicó: Talamino fue enviado a Alicante, el dispositivo de vigilancia fue retirado perdiendo "una fuente de información muy valiosa para los investigadores", además de suponer "unos gastos adicionales" para las arcas públicas.
La primera de muchas piezas
El juicio que arranca este martes y se prolongará hasta finales de semana en la Audiencia Nacional será el primero de los muchos que se esperan en torno a la trama Púnica, que dio una nueva vuelta de tuerca a la corrupción política cuando la capacidad de sorpresa de la UCO parecía agotada: el juez Eloy Velasco, antes de abandonar el juzgado, partió la causa en más de quince piezas.
La mayoría se encuentran en la Audiencia Nacional, ahora bajo la batuta del juez Manuel García-Castellón, aunque varias han recalado por ejemplo en tribunales murcianos o incluso en el Tribunal Supremo: piezas que se irán transformando en juicios a lo largo de los próximos años.