Entre letras, cocidos y risas

Bilbao

Ambos comparten su amor por la buena mesa. El escritor Miguel Sánchez-Ostiz y el cocinero David de Jorge, amigos desde hace años, conversan en "Retratos de una vida. Diálogos de Euskadi" en el programa A vivir que son dos días Euskadi.

El escritor pasa sus días en Arraioz, en pleno Valle de Baztan, donde escribe y disfruta del monte. David vive en Gorritxenena, una casa cuyo nombre se lo debe a Miguel, que cuenta la anécdota de que su editor una vez le dijo: "La casa del rojo. Ah, pero eso no has sido tú nunca".

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Se conocieron en Sutegia, una antigua herrería cerca de Irurita y desde entonces han conservado su amistad. Miguel reconoce que el humor le salvó de sí mismo, de no tomarse demasiado en serio y "de ver que el mundo en el que vivimos es como una parada de circo. Las cosas graves son contadas, sostiene. Yo tengo un humor chocarrero y a veces se me va la mano y, en vez de escribir libros sesudos, escribo bufonadas o guiñoles burlescos que les hacen más gracia a unos que a otros y acabo pagándolo porque hay gente a la que le hace más gracia.

Asegura David que "Miguel siempre cuenta en sus libros lo que hay en el plato. Unas palomas guisadas, unas patas de cerdo...". "¿Te acuerdas de aquella foto que te mandé de Bolivia, que me dijiste si era animal, vegetal o cosa?. Una de las mayores guarrerías que he comido en mi vida, que tiene dentro una cosa que se llama cagalera. Una comida que sirva para quitarse la resaca", recuerda el escritor. "La única manera de comer y de vivir es como furtivos, en el monte, escondidos y un espetón en la mano. Esto se está poniendo muy simplón y muy desgraciado", apunta.

El cocinero pregunta cómo se vive como espectador esta "tonta gastronomía contemporánea". "Hay cosas que son para partirse de risa", dice Miguel. "Lo que me parece es que la gente no sabe lo duro que es el oficio de cocinero, lo que hay detrás de un verdadero plato". A David le interesa "cada vez menos la comida y más la bebida y la conversación". Algo que comparte Miguel Sánchez-Ostiz para quien "lo que tiene encanto es el jolgorio". "A mí la contemplación cada vez me gusta más, explica de Jorge. No hacer nada, aunque lo intento y no me sale mucho. Sigo cocinando, me gusta mucho mi oficio, aunque me gustan también muchas otras cosas como la jarndinería, afirma, y la cacharrería del alma, algo que compartimos". Sánchez-Ostiz reconoce estar inmerso en su trabajo como escritor. "Estoy reescribiendo una novela boliviana. Este año van a salir seis libros míos y, si me empeño, siete", cuenta.

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